Marina y el sexo de los tucu tucus

| La ministra Marina Arismendi se quejó porque una científica uruguaya está estudiando la cópula de los tucu tucus. La científica no rehusó el debate.

César Bianchi

El martes 26 de abril la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, concurrió a la comisión de Población, Desarrollo e Inclusión de la Cámara de Senadores para hablar sobre el Plan de Emergencia.

En su oratoria, Arismendi explicó que algunos inscriptos en el Plan no habían terminado la educación primaria. También contó que la empresa Funsa, que firmó un convenio con Venezuela para venderle neumáticos, no tiene ni una persona calificada para fabricar llantas ya que hoy sólo produce guantes de goma. Por eso en Funsa debieron apelar a sus viejos jubilados para que les enseñen el oficio a los jóvenes. Algo similar pasa en la automotriz Nordex, contó la ministra.

"Un dato de la realidad es que ciertas profesiones y oficios ya no existen, porque la gente que sabía ya no está, envejeció o se fue del país. En algunos casos vamos a ver cómo se va a proceder, de modo que el compromiso sea aprender una tarea, un oficio, una profesión, un estudio que tenga inserción en el mundo del trabajo del Uruguay", agregó.

Antes de terminar de hablar, Arismendi les contó a los parlamentarios un nuevo y sorprendente dato: "a propósito, voy a hacer un comentario, que no es un chiste sino una verdad. La Facultad de Ciencias ha hecho una investigación sobre la cópula del tucu tucu. Parecería que en el Uruguay son otras las cosas que debe aprender la gente".

De ángeles y tucu tucu

Es cierto. En la Facultad de Ciencias hay una científica dedicada con fervor a desentrañar los misterios del sexo entre los tucu tucus. Su nombre es Bettina Tassino.

Cuando se le relató a Tassino lo que Arismendi había dicho en el Parlamento, pensó que alguien le estaba haciendo una broma. Luego, tras leer el acta de la sesión legislativa en la que se cuestionó su trabajo, la bióloga explicó el porqué de su investigación.

Tassino dijo que tal como lo planteó Arismendi, "sin contextualizarlo", su proyecto de estudio de los tucu tucus puede parecer "frívolo". "Es como decir que se estudia el sexo de los ángeles. Una cosa que parece ridícula".

Pero Tassino cree que su trabajo de ridículo no tiene nada.

"Creo que el conocimiento básico no tiene por qué necesariamente tener una inmediata aplicación productiva, sino que tiene un valor como conocimiento básico en sí mismo", dijo Tassino, magister en biología y docente grado 2 de etología en la Facultad de Ciencias.

El estudio sobre la cópula de los tucu tucus se enmarca en un proyecto de doctorado de Tassino, financiado por el Programa de Desarrollo de Ciencias Básicas (Prodeciba). La bióloga ganó una beca concursable por la cual le destinaron 12.000 pesos por mes (el equivalente a 40 horas de clase de un docente grado 2) durante 2001 y 2002.

El financiamiento surgió por un convenio entre el gobierno, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt) y la Facultad de Ciencias, un acuerdo que financia posgrados en ciencias básicas.

Con ese dinero Tassino financió varias idas al departamento de Río Negro para realizar allí el trabajo de campo (allí está la mayor población de tucu tucus). Pagó el combustible, los traslados y la comida para ella y cinco estudiantes que hicieron su pasantía de grado buscando y observando a los tucu tucus. Del hospedaje se hizo cargo la Intendencia de Río Negro, que no les cobró el alojamiento en el camping municipal de Las Cañas. "Uno está acostumbrado a vivir con 5.000 pesos, que es el sueldo universitario, por lo que el resto es un ‘plus’ que se utiliza como insumo para la investigación", dijo Tassino.

Tres años después de haber cobrado el último mes de su beca, Tassino sigue viajando quincenalmente a Río Negro para terminar el proyecto. Desde entonces la joven bióloga se autofinancia la investigación. "Este fin de semana (14 y 15 de mayo) tengo que ir o ir, porque tengo que aprovechar que está libre la camioneta de la Facultad. Es el Día de la Madre, pero no hay otra", afirmó.

El doctorado, que Tassino pretende culminar este año, se llama: "El rol de la selección sexual en los procesos de diferenciación poblacional en una especie de tucu tucus".

Estos animales son roedores que viven en galerías subterráneas que ellos mismos construyen (son parecidos a los topos, con la diferencia de que no son ciegos). "Muchos escuchan el nombre y piensan que son aves", dijo Tassino.

Los tucu tucus son exclusivos de América del Sur. En Uruguay se produjo el fenómeno llamado de "especiación explosiva": la creación de muchas especies en un breve período de tiempo.

Río Negro cuenta con una especie propia (Tenomys rionegrensis), pero hay otras especies en el país: en la franja costera sur hay distintas poblaciones con una amplia variedad cromosómica (Tenomys pirsoni), mientras que en zonas de Lavalleja, Durazno y Tacuarembó hay tucu tucus de la especie Tenomis torcuatus. "Hay ejemplares de estos últimos que Darwin se llevó de acá y hoy se exhiben en un museo de Londres".

Debajo de las arenas del balneario Las Cañas, cercano a Fray Bentos, vive una gran población de tucu tucus. En Montevideo, en túneles subterráneos cercanos a la superficie de la costa de Carrasco y "debajo de las montañitas de arena de los canteros centrales de la rambla", también hay muchos de estos roedores.

La primera investigación sobre los tucu tucus en Uruguay estuvo a cargo de Roberto Tálice en la década de 1950. Hoy, el estudio de Tassino sobre las preferencias sexuales de los tucu tucus (de distintas especies y distintos colores de pelaje) procura conocer más sobre este animal autóctono.

Entre el comentario de Arismendi y los argumentos de Tassino parece centrarse el debate de qué validez tienen los estudios científicos cuando no están destinados a proporcionar réditos productivos a corto plazo.

Es un debate no zanjando en Uruguay. Los que piensan como Arismendi quieren, por ejemplo, que se destinen más fondos a las investigaciones de la Facultad de Agronomía y suelen creer que es dinero perdido el que se usa para investigar en matemática o astronomía.

Consultada sobre la razón de su queja, Arismendi amplió el comentario realizado en el Parlamento. "Necesitamos investigar más profundamente los temas que sirvan a un desarrollo científico y tecnológicos del país", dijo.

"El Frente Amplio hizo un encuentro muy interesante sobre el Uruguay científico y tecnológico, en una serie de seminarios organizados previo a las elecciones nacionales. Ahí se mostraba cómo muchas iniciativas podían servir para que se hicieran investigaciones, que además de crear conocimiento, también sirvieran para el desarrollo del país", agregó la ministra.

Tassino, en cambio, piensa de otra manera. "Tanto la ciencia como el conocimiento perseguido por las investigaciones quizá no tengan un retorno tan inmediato, pero tienen un retorno que tiene que ver con la información y la cultura. Eso tiene un valor en sí mismo", dijo.

"En Uruguay se le da poca bolilla al conocimiento científico. No necesariamente tienen que existir investigaciones tecnológicas con una aplicación concreta, productiva. Estas no son ni más ni menos válidas que el conocimiento básico", opinó.

Tassino cree que el "conocimiento básico" sobre la especie que está estudiando es escaso porque los tucu tucus "rara vez se dejan ver". En Río Negro hay una gran densidad de poblaciones de tucu tucu (puede haber entre 100 y 200 en tres hectáreas).

Pero incluso defendiendo la validez de los conocimientos científicos que no tienen un retorno económico inmediato, Tassino relató que la investigación sobre los tucu tucus sí tiene usos concretos.

Estos roedores son muy combatidos por los productores rurales: "si plantan sandías, ellos se las comen, si plantan eucaliptus, ellos les comen los retoños de los eucaliptus por abajo. Además, debido a los caminos subterráneos que hacen, mancan muchos caballos", dijo Tassino. De hecho, la empresa Forestadora Oriental le ha pedido ayuda a la Facultad de Ciencias para poder lidiar con los tucu tucus.

"Nosotros no vamos a utilizar la información que tenemos para exterminar los tucu tucus de Río Negro, para que los dueños de los campos puedan trabajar sin tucu tucus", dijo Tassino. Pero sus conocimientos podrían servir para mantener controladas las poblaciones de estas especies. "Me parece que tiene que haber un equilibrio entre la producción y la conservación", señaló Tassino.

La científica fue más allá: "ahora está de moda hablar de la conservación, pero no podemos conservar algo que no conocemos, algo sobre lo que desconocemos sus bases biológicas. Nos llama Forestadora Oriental preocupada, pero si no conocemos los tucu tucus, poco podremos hacer".

Maravillas naturales

Tassino insistió en que el comentario de Arismendi se basó en el "desconocimiento de que hay una comunidad científica que está involucrada en la investigación básica. Eso tiene un valor, no cuantificable en producción inmediata, pero el conocimiento es un valor social y cultural en sí mismo".

"¿No nos maravillamos con ver la National Geographic y el Discovery Channel? ¿Nos muestra algo productivo? No. Nos muestra lo maravilloso que es la vida, el mundo animal y la naturaleza", dijo. "También nos maravillamos frente a una puesta de sol o al estar sentados frente al mar. Eso tiene un valor y no necesariamente un valor productivo. Nadie puede negarlo".

Para Tassino, la llamada "investigación básica" implica "conocimientos que no se saben cuándo se van a aplicar".

La semana pasada la revista brasileña Veja informó que la saliva de un lagarto, estudiada muchos años atrás, ahora se había revelado como un nuevo y eficaz remedio contra la diabetes.

Otro ejemplo de otra aplicación productiva a mediano plazo también tuvo como protagonistas a los mentados tucu tucus.

Previo a que Tassino comenzara su proyecto, el biólogo (docente grado 5) Enrique Lessa pretendía descifrar cuál era la herencia genética de los tucu tucus negros o melánicos. Dirigentes del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) se enteraron de esa investigación y fueron a preguntarle a Lessa si las bases genéticas estudiadas en los roedores podían ser las mismas que determinaban que en rebaños de ovejas blancas aparecieran algunas con mechones negros.

"Ahí vimos cómo un conocimiento que no tenía nada que ver con la producción, puede ser aplicado a un problema productivo", sostuvo Tassino.

Lessa explicó que los mismos métodos de análisis de parentezco (por extracción y estudio del ADN) utilizados para los tucu tucus, se pueden aplicar con las ovejas negras.

Tassino dijo compartir con la ministra Arismendi la preocupación por los más necesitados, pero a su juicio los proyectos de una y otra no son excluyentes. "Yo estoy absolutamente de acuerdo con el Plan de Emergencia. Me parece imprescindible en el Uruguay de hoy, porque no pueden haber niños que pasen hambre en un país que produce leche, carne y cualquier tipo de cereal. Eso pasa por la mala distribución de la riqueza, no porque se haya financiado una investigación sobre la cópula de los tucu tucus".

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