La afirmación personal y el rotundo grito juvenil de libertad que supone pertenecer a una tribu urbana pueden acarrear fatales consecuencias en Irak. Esta semana llegaban de Bagdad noticias de matanzas de jóvenes. Aunque las cifras no son oficiales, al menos 90 han sido apedreados hasta la muerte en el último mes, según denunciaron activistas por la libertad al diario libanés Al-Akhbar. ¿La razón? Mostrar un acusado aspecto y comulgar con el movimiento emo, expresión cultural global derivada del rock. Emo viene de Emocional, el estado preferido de los cultores que en las letras de las canciones del género ponen el acento en las experiencias personales de dolor y sufrimiento. Viven una poética angustia existencial. Y su aspecto gótico y llamativamente tristón, lo hacen visibles en todas las ciudades del mundo.
En Irak, todo eso cuesta la vida muerte. Según han recogido algunos periódicos árabes, los Ministerios de Educación y del Interior consideran que los emos "son satánicos, depravados sexuales, vampiros que chupan la sangre de sus hermanos y homosexuales". Los ministerios de Educación e Interior tienen un plan para erradicarlos. Algunos ya son condenados a muerte.
"En los países árabes, las subculturas estaban totalmente escondidas" dice Carles Feixa, de la Universidad de Lleida. `El underground resurge con más fuerza tras la primavera árabe.
En 2009, el director iraní Bahman Ghobadi, llevó al Festival de Cine de San Sebastián su película Nadie sabe nada sobre gatos persas, sobre la realidad y las dificultades de varias bandas de rock reales de Irán, que tienen que construirse búnkeres para montar sus ensayos en un país donde la música occidental con letra está prohibida.
En marzo de 2008 hubo una oleada de taques repetidos contra emos en México. Según se decía entonces, los atacantes "se hacían llamar antiemos y en ellos se incluían miembros de tribus urbanas como punks y amantes del metal rock, pero también jóvenes y adolescentes de clase baja que acusaban a los emos de robar música de otros estilos y de provocar con su afeminamiento al México macho". (El País, España)