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Futbolista trans genera polémica en la liga femenina de Cerro Largo

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Yéssica Sotelo, futbolista transgénero. Foto: El País

RIVALES SE QUEJAN

Yéssica Sotelo, delantera del club Sauce, de Melo, fue aceptada por OFI a disputar la liga regional femenina. Es la primera deportista trans que juega en el “fútbol grande” con mujeres. Pero hay quienes se quejan de una eventual ventaja deportiva o riesgos de lesión.

Porque el fútbol le late en los pies desde la infancia, no había otro destino para Yéssica Sotelo. A los 33 años, se desempeña hoy como delantera centro de Sauce, un equipo de Melo (Cerro Largo) que disputa la liga regional femenina de OFI. Con la 9 en la espalda y una pegada a tres dedos envidiable, Yéssica Sotelo es la primera jugadora transgénero de Uruguay inscripta en un torneo oficial femenino.

La incorporación de Sotelo al "fútbol grande" no estuvo ni está exenta de polémica. “Hubo mucha controversia. Hasta me denunciaron en una radio con acusaciones falsas de que había fracturado a una golera. Hubo obstáculos, pero yo siempre en silencio, tranquila. El callado siempre vence", asegura la deportista.

Cuando su equipo la fichó, se generaron dudas en la Asociación Departamental de Fútbol de Cerro Largo (Adfcl). Tras una consulta a OFI (Organización del Fútbol del Interior), las autoridades determinaron que si Yéssica tiene una cédula con un nombre femenino (como efectivamente la tiene desde su cambio de identidad en 2013), debe ser considerada una mujer, también para patear la pelota.

“Yo autoricé el fichaje”, revela Daniel Torres Fernández, presidente de la Adfcl. “Si tiene nombre de mujer y se siente mujer, no la vamos a obligar a jugar con hombres. Tuve cuestionamientos por esa decisión y me hago responsable. Nosotros no la vamos a discriminar”.

Pero esto es fútbol. Y hay quienes piensan que la inclusión debe tener un límite: las piernas y los músculos de Yéssica son biológicamente masculinos y, con o sin intención discriminatoria, aseguran que su presencia en cancha entre chicas implica una ventaja deportiva o incluso un riesgo de lesión para las rivales.

El caso divide a las jugadoras de la frontera. Jaqueline Hernández, quien preside al fútbol femenino a nivel departamental, conoce de las quejas de equipos rivales de Sauce por la presencia de Yéssica pero no hubo, hasta el momento, una denuncia formal. Algunas temen exponerse públicamente como homofóbicas.

En la Asociación Uruguaya de Fútbol (que rige las ligas de Montevideo y la selección nacional) no hay antecedentes de jugadoras trans, ni una reglamentación como para tomar postura si se presenta alguna en el futuro. Así lo confirmó Andrea Lanfranco, miembro del Consejo Ejecutivo de la AUF. “No tenemos nada reglamentado ni hemos tenido ningún caso. Es un tema que amerita estudios y análisis desde muchos puntos de vista”.

Rivalidad.

El cuadro que más se opone a la incorporación de Sotelo es Unión Universal Isidoro Noblía. Su presidenta (y lateral izquierda con la camiseta número 6) asegura que chocar con Sotelo en el área es “como darse contra una pared".

"Lo sé por experiencia propia", cuenta Yandira Abraham. “Y no me digan que discrimino. En mi familia tengo a mi hermana que sale con una mujer. Mi padre después de mucho tiempo dejó a mi madre y ahora está en pareja con un hombre. Para mí cambiar de cuadro es lo más normal. Mi problema con Sotelo es por su físico, porque orgánicamente es hombre”.

En cambio, el preparador físico de Sauce, Jonathan Silva, dice que Sotelo está al nivel de compañeras y rivales.

Si bien Sotelo no inició un tratamiento para reducir la testosterona (hormona masculina) como se exige internacionalmente a nivel de Juegos Olímpicos (ver nota aparte), es baja de estatura y de complexión mediana. “En Cerro Largo hay compañeras que juegan mucho mejor. Yo hallo que no tengo ninguna ventaja”, dice ella.

De hecho, Sauce perdió los tres partidos que van de la liga. El domingo 2 Arachanas le dio un baile y cayeron por 6 a 1. El gol del honor lo convirtió Sotelo. En 2018, la delantera hizo cinco goles y quedó muy lejos de Lorena González (también de Sauce y hoy en Colón de Montevideo y selección uruguaya), que encabezó la tabla de goleadoras con 15 tantos.

Además, el historial de fair play de Sotelo es impecable, prácticamente sin tarjetas a lo largo de su carrera. Se siente doblemente observada. Sabe que hay chicas que están esperando un desatino suyo en la cancha para caerle con todo el rigor en los escritorios. “Yo sé que si le pego a una rival no juego nunca más. No soy estúpida”, confiesa la jugadora.

Pero esto sigue siendo fútbol. En los típicos forcejos dentro del área, es común que alguna rival se acerque a los oídos de Sotelo para formularle comentarios poco inclusivos sobre su sexualidad o incluso meterle alguna mano baja. “Me buscan pero no me van a hacer entrar”, dice.

Igualdad.

Yéssica Sotelo jugó entre hombres. Sus comienzos con la pelota en Río Branco, de donde es oriunda, fueron en la niñez y adolescencia. Pero a medida que desarrollaba su cambio y se animaba a hacerlo público, fue insostenible su presencia en cancha y vestuario masculinos.

Por esos años, además, empezó con su actividad laboral como trabajadora sexual, rubro en el que todavía se desempeña. “Trabajar en la noche y jugar con hombres era imposible”, recuerda quien incluso llegó a ser Miss Trans en un certamen de belleza de la frontera en 2008.

El primer club de fútbol femenino que le abrió las puertas fue el amateur Sacachispas de Río Branco. El año pasado el Club Social y Deportivo Sauce la incorporó a sus filas y es titular indiscutida. Jaqueline Hernández, de la liga femenina departamental, dice que la aceptación de Sotelo ha sido muy buena, salvo por las quejas de Unión Universal de Noblía.

Yéssica Sotelo, futbolista transexual. Foto: El País
El primer club de fútbol femenino que le abrió las puertas fue el amateur Sacachispas de Río Branco. Foto: El País

“Con las compañeras me llevo muy bien”, cuenta la jugadora. A la hora morbosa del vestuario y las duchas, ella describe: “Hay mucho respeto entre todas”.

“Me han preguntado a quién amas después de tu familia y yo respondo: el fútbol. Entrás a la cancha y se terminan los problemas, las enfermedades, las amarguras. Es un vicio sano. Es un amor infinito que no se puede controlar”, escribió Sotelo en su cuenta de Facebook el día que le dieron el carné de jugadora OFI.

Para Yandira Abraham, de Unión Universal, ese carné debería decir “jugadora trans” y que Sotelo integre una -por ahora inexistente- liga de equipos trans.

Abraham tiene 40 años y siempre le gustó el fútbol. Creó el cuadro en Isidoro Noblía porque no tenía donde jugar. Trabaja como peona rural: alambra, arrea ganado o es tractorista en la zafra del arroz.

Unión Universal no clasificó este año a la liga regional por lo que no enfrentará a Sauce en esta temporada. De momento, Unión se ha reconvertido al fútbol de salón con suceso regional. La semana pasada lograron un triunfo en Bagé (Brasil) que les permitió clasificarse al Mundialito de la disciplina que se disputará en la ciudad de Pelotas. Será el único representante uruguayo en esa competencia.

A pesar de ello, el cuadro no tiene director técnico ni sitio donde entrenar. “No tenemos apoyo ninguno de la alcaldía, ni de la comunidad. En Noblía, si jugás al fútbol sos una machona”, dice.

Unión Universal solicitó el gimnasio municipal para entrenar pero “nunca hay horas”. Así que Yandira y sus compañeras practican de noche en la calle más iluminada de Noblía, frente a la escuela. Siguen rutinas físicas y técnicas que ven en YouTube. “La verdad es que somos muy discriminadas”, asegura.

Yéssica Sotelo tampoco se siente profeta en su tierra. Vive en Río Branco y se traslada todos los días a Melo (hora y media de viaje) para entrenar. Destaca el apoyo de su familia, pero no de la comunidad. “Quieras o no, tengo una trayectoria deportiva pero nunca nadie de la ciudad me dio una mano”, dice.

Por estos días, la alegría de su fichaje como jugadora OFI se opaca con la incertidumbre sobre su futuro laboral. Está cansada de la noche y un trabajo sexual que resta energías para su rendimiento deportivo los fines de semana.

Recientemente redujo su carga laboral a contactos por redes sociales o visitas de una semana a whiskerías de pueblos cercanos. “Me quiero anotar en el Mides para aflojarle un poco a la noche”, planea.

Intentó otras salidas laborales, pero sin suerte. “La gente se fija mucho en la apariencia. Adelantan que si sos trans, no sos buena persona ni servís para otra cosa”.

Control de testosterona a deportistas transgénero

La inclusión de deportistas transgénero en la rama femenina de algunos deportes comienza a ser tema en el mundo. Para evitar las controversias sobre una potencialidad física ventajosa, el Comité Olímpico Internacional fijó un límite de testosterona (la hormona masculina) para permitir a una mujer transgénero competir a nivel profesional.

En España, Alba Palacios fue la primera futbolista trans en ser aceptada en la liga femenina. Ella debe tomar hormonas femeninas (estrógenos) y someterse a evaluaciones periódicas.

En Argentina, la polémica se desató con la jugadora de hockey trans Jéssica Millamán. Sus oponentes recurrieron a la Justicia. Amparada en la igualdad para personas trans, ella se negó a iniciar un tratamiento hormonal y el juez la autorizó a seguir en cancha.

Naturalmente, hay hombres que producen la testosterona en niveles “femeninos” y también hay mujeres con alto índice de esa hormona, que es decisiva para la fuerza y la resistencia.

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