LARRY ROTHER, THE NEW YORK TIMES
Nuingún partido político actualmente en el poder en alguna parte del mundo ha gobernado por más tiempo que el Partido Colorado en Paraguay, ni siquiera la dinastía comunista de la familia Kim en Corea del Norte. Pero un obispo católico apostólico romano, carismático y recientemente suspendido por el Vaticano, amenaza esa hegemonía.
Conocido como "el obispo de los pobres", Fernando Lugo ha sido fuertemente influido por la teología de la liberación, que surgió en América Latina en los `60 y sostiene que la Iglesia Católica tiene una obligación de defender a los oprimidos. Sin embargo, es renuente a posicionarse en el espectro político. Afirma que le interesan las soluciones, no las etiquetas.
"El hambre y el desempleo, al igual que la falta de acceso a los servicios de salud y a la educación, no tienen ideología", dijo Lugo. "Mi discurso, mi persona y mi testimonio están por encima de los partidos políticos, cuyos propios miembros están deseosos de cambio y quieren poner fin a un sistema que favorece estrechos intereses partidistas por encima del país".
El Partido Colorado gobierna Paraguay desde 1947. El general Alfredo Stroessner encabezó una dictadura notoria por su corrupción y brutalidad de 1954 a 1989, pero gracias a su fuerte control del clientelismo y la burocracia, el partido logró retener el control del gobierno aún bajo el actual sistema de elecciones libres.
Lugo, de 55 años, es un orador que atrapa al auditorio, tanto en español como en guaraní, el idioma indígena que hablan los campesinos y los pobres de la ciudad, que componen la mayoría de la población del país mediterráneo de 6,5 millones de habitantes. En sus discursos suele atacar la corrupción y la injusticia. "Hay demasiadas diferencias entre el pequeño grupo de 500 familias que viven con un nivel de vida de primer mundo, mientras que la gran mayoría vive al borde de la miseria", dijo, por ejemplo.
"Como sacerdote tiene buen dominio de la dinámica de grupo y es un gran organizador", observó Marcial Riquelme, un sociólogo paraguayo. "Sabe cómo unir a personas que no simpatizan entre sí y mediar entre diversos sectores para reconciliar sus intereses. Esa es una capacidad llamativa en un país donde todos nos peleamos salvajemente".
¿A favor o en contra de Dios?
La constitución prohíbe a los clérigos de cualquier religión ocupar cargos electivos y la Iglesia impone una prohibición similar a su clero. Lugo renunció al sacerdocio en diciembre para liberarse de esas restricciones, diciendo: "Mi catedral será la nación". Pero el Vaticano, además de suspenderlo de sus deberes, rechazó su pedido de ser laicizado. En una carta difundida el 1° de febrero, el cardenal Giovanni Battista Re dijo que Lugo debe "permanecer en el estado clerical y seguir comprometido por sus deberes" porque "el episcopado es un servicio que se acepta libremente y para siempre".
"La candidatura de un obispo sería causa de confusión y división entre los fieles, una ofensa a los laicos", agregó Re. Monseñor Lugo ignoró ese dictamen y anunció su candidatura. Funcionarios de la Iglesia han respondido con advertencias de sanciones más severas, amenazando a un obispo paraguayo que "se está exponiendo al castigo de la excomunión".
Cuestionado su estatus clerical, parece probable que sólo la Corte Suprema o el Tribunal Electoral estén en condiciones de decidir si puede ser candidato.
Sus asesores sostienen que el edicto del Vaticano no tiene validez judicial en Paraguay. Pero, a su vez, se considera que tanto la Corte como el Tribunal Electoral están controlados por el Partido Colorado y, por lo tanto, se inclinan a impedir que sea candidato.
"El gobierno va a tratar de usar los argumentos de la Iglesia para sacarlo del campo, pero Paraguay es un estado laico y la Constitución, no la ley canónica, es la autoridad final", señaló Rafael Filizzola, parlamentario que apoya a Lugo y especialista en derecho constitucional. "El papa no tiene autoridad para rechazar la candidatura. Lugo renunció al sacerdocio".
José Alderete, presidente del partido oficialista, rechazó que el gobierno maniobre para excluir a Lugo. "Queremos competir. Somos el cambio", aseguró el colorado, que confía en la victoria. Igualmente criticó a Lugo diciendo que era un agitador peligroso y divisionista. Los adversarios de Lugo buscan debilitar el apoyo a su candidatura en la clase media, que ha respondido a su postura en contra de la corrupción, presentándolo como un "obispo rojo" que haría virar a Paraguay a la izquierda. ¿Se alineará con Hugo Chávez de Venezuela y Evo Morales de Bolivia?
Lugo describió lo que Chávez llama su "socialismo del siglo XXI" como "interesante y diferente". Pero también aclaró que su relación con la embajada de Estados Unidos es "muy cordial y abierta". "El valor del experimento venezolano es la mejor distribución de la riqueza para beneficio de la mayoría pobre", dijo. "Pero hay que decir que está ligado a una fuerte dosis de estatismo al servicio de una persona". En Venezuela hay "falta de pluralismo", advirtió Lugo.
Detractores y seguidores llaman "mesías" a Monseñor Lugo. Consciente más que nadie del asunto, él aclara por las dudas: "si llego al gobierno no habrá culto a la personalidad. Sí democracia".