Chile quiere hablar inglés

| Chile se propone que en una década todos sus estudiantes puedan hablar en inglés con fluidez.

Larry Rother, The New York Times

En muchas partes de América Latina, la resistencia al dominio cultural de Estados Unidos a menudo es sinónimo de una renuencia a aprender a hablar inglés. Pero en Chile, donde Salvador Allende fue en alguna época un faro de la izquierda política, el gobierno que encabeza el socialista Ricardo Lagos ya lanzó un esfuerzo con miras a volver bilingüe a este país.

Chile ya cuenta con la economía más abierta al libre mercado en Latinoamérica, y se considera que el plan sobre el idioma promueve dicho proceso. En años recientes, el gobierno ha negociado acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Corea del Sur, y está buscando otros con Nueva Zelanda y Singapur.

"Tenemos algunos de los acuerdos comerciales más avanzados del mundo, pero eso no basta", afirmó Sergio Bitar, el ministro de Educación. "Sabemos que nuestras vidas están más ligadas que nunca a una presencia internacional, y si no puedes hablar inglés, no puedes vender y no puedes aprender".

La primera etapa del programa iniciado hace 18 meses, conocido oficialmente como "El inglés abre puertas", hace un llamado para que todos los estudiantes de escuelas y liceos sean capaces de aprobar una prueba estándar de comprensión y lectura, en un plazo de diez años. Sin embargo, el objetivo más ambicioso a largo plazo consiste en que los 15 millones de habitantes de Chile hablen con fluidez el inglés dentro de una generación.

"A los suecos les tomó 40 años" llegar a ese punto, notó Bitar, para luego agregar que él ve a los países nórdicos y a las naciones del Sudeste Asiático, como Malasia, como modelos para Chile. "También nos va a tomar décadas, pero estamos en el camino indicado".

En cualquier otro país latinoamericano, una campaña enfocada a convertir la enseñanza del inglés en algo universal y obligatorio provocaría, de manera inevitable, protestas por la destrucción de la soberanía y la identidad cultural de la nación. En Brasil, por ejemplo, ya se propuso una legislación con miras a prohibir el uso del inglés en los nombres de tiendas o en anuncios publicitarios, y existe la idea de crear nuevos verbos en portugués para designar las operaciones informáticas básicas.

En Chile, por el contrario, las pocas críticas que ha recibido el plan se han centrado en el argumento de que, primero, las escuelas deberían enseñar a los alumnos a hablar mejor el castellano, para más tarde tratar de enseñarles inglés. Tan sólo una fracción muy pequeña de grupos se ha opuesto al programa por razones ideológicas.

"Nos preocupa bastante eso, ya que asume una hegemonía económica y la traduce en una hegemonía cultural", dijo Sara Larrain, dirigente del Foro Social de Chile, coalición opuesta a una globalización dirigida por las grandes corporaciones. "La inserción de Chile debería ser con el mundo en general, no dentro del imperio estadounidense. No estamos en tiempos romanos, cuando el latín era el idioma universal".

Sin embargo, el gobierno chileno ha presentado la iniciativa de popularizar el dominio del inglés como una medida eminentemente democrática, y en las palabras de Bitar, como "un instrumento de igualdad, para todos los niños" de Chile. Ese argumento al parecer tiene profunda resonancia entre familias de clase trabajadora, ansiosas por ver prosperar a sus hijos en un mercado laboral cada vez más competitivo y exigente.

"Este tipo de programa no existía cuando yo estaba en la escuela, lo cual significaba que sólo los niños ricos, en las escuelas particulares, lograban estudiar inglés", dijo Fabiola Coli, cuya hija está hoy aprendiendo la lengua inglesa en la Escuela Primaria Benjamín Vicuña MacKenna. "Si no podías solventar el pago, y yo no podía, quedabas afuera. Esto es mejor porque todos se pueden beneficiar".

En la jardinera, los niños chilenos están aprendiendo a contar hasta el 20, tanto en inglés como en español, y ya pueden dirigirse a un visitante en inglés: "my name is Aracely. What is yours?" Además, la oficina del director tiene un letrero en inglés que lo anuncia como tal, y diversos artículos en las aulas están etiquetados en la lengua inglesa, como "window", "emergency exit" y otros más.

A nivel universitario, algunas facultades están exigiendo que todo su alumnado estudie inglés. Otras ya están empezando a impartir cursos en algunas carreras, como comercio exterior y administración de empresas, y tienen planes enfocados a extender el uso del inglés a los programas de matemáticas y ciencia.

"Más que una elección, es una necesidad", destacó Patricia Cabello, la rectora de la Universidad de las Américas, que tiene 10.000 estudiantes. "Nuestra misión consiste en capacitar a profesionales para un mundo internacionalizado, y esta es la única forma para que este país se desarrolle de la manera que quiere".

Si bien el enfoque principal del programa está en los alumnos, el gobierno también ha buscado llegar a los adultos, alentando a empresas y negocios para que ofrezcan cursos de inglés a sus empleados. Como parte del programa, se ofrecerán créditos fiscales a empresas, y Rodrigo Fábrega, director del esfuerzo, habla de "inundar el país con diccionarios inglés-español y libros de texto en inglés".

El presidente Lagos ha hecho su parte en cuanto a poner un ejemplo. A diferencia de los presidentes de algunos países vecinos, quienes insisten en ceñirse al español o al portugués, él se esfuerza por hablar cuando menos un poco de inglés en público cada vez que se reúne con mandatarios de países anglófonos o con la prensa extranjera.

Por su parte, funcionarios gubernamentales dicen que su mayor problema hoy es la falta de profesores calificados. Sin embargo, albergan la esperanza de reclutar voluntarios de países angloparlantes para que vengan a este país. También están enviando a profesores chilenos a perfeccionarse en Estados Unidos.

"Lo primero que debemos hacer es capacitar a un ejército de profesores de inglés", dijo Fábrega. La calidad del inglés que se hablará con el tiempo en Chile no será la de Shakespeare, concedió, pero dijo que eso no tiene importancia. "Nosotros hablaremos inglés al estilo chileno, porque lo importante es comprender el idioma inglés y ser capaces de usarlo como una herramienta a nuestro favor". ©

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