La Espadilla trasunta clase

Fui Também voló literalmente y Bombero recuperó identidad en el Piñeyrúa

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ROBERTO VILLAGRÁN

En muestra superlativa, La Espadilla hizo suyo el Ciudad de Montevideo (G.I). Es un dechado de virtudes la descendiente de Confidential Talk que ganó con mucha autoridad ratificando que es por lejos la mejor yegua del medio.

Hace todo fácil la zaina. Asume el comando de las acciones apenas ordenada la suelta. Viaja sin sobresaltos los primeros tramos; su jinete que la entiende a las maravillas logra amansarla convenientemente, acortando de esa forma el recorrido. Juega las energías de su piloteada en los albores de la recta de tribunas. De allí en más, vítores y aplausos que se multiplican vaticinando un nuevo impacto.

El beso a la boquita pintada no se hace esperar. Desanda el camino, los "paparazzi" que se agolpan, las cámaras que apuntan a un podio con infinidad de adherentes. El paneo que se hace interminable. Propietarios y allegados acarician la testa de la yegua que sumisa y calidosa muestra receptividad.

Por su parte, aquello de que "lo bueno, si breve, dos veces bueno", lo revalidó Fui Também en la arena maroñense. Hizo el mandado rapidito el descendiente de Blade Prospector, que ratificó por dinero la bondad de sus tabuladas y el sugerente andar mañanero en la prueba madre de los cotejos de velocidad: el Maroñas (G.II). La carrera fue prácticamente un monólogo a cargo del norteño que adosó a su palmarés el primer éxito jerárquico.

La última copa del mitin la tomó un Bombero, que terminó embriagándose pero de gloria. Finísima la conducción de Heber Eugui que rayó a gran altura ratificando sus dotes de eximio jinete. Walter Baez lo sacó al ruedo con su sello característico. El pingo de marras puso lo demás.

Veloces

Vértigo

El canter preliminar suele ser determinante para los apostadores. El estado de los pingos y su soltura en la pista suelen inclinar las preferencias. Un detalle se le escapó a la mayoría. Fuí Também, defensor de elevada cotización, llevaba alas adosadas a su cuerpo. En carrera las desplegó, voló y llegó a destino sin contendores a la vista.

Yeguas

Canter

Un paseo de salud por la Ciudad de Montevideo realizó La Espadilla. Bajo una salva de aplausos recorrió los tramos postreros la descendiente de Confidential Talk. El lente de Inés Guimaraes muestra a la campeona rematando su esfuerzo de orejitas paradas, con la mirada fija en el ovalo rojo que oficia de disco, el cual está a poquísimas brazadas de distancia.

Milleros

Consagratorio

Trámite previsible tuvo la clásica milla. El Copetón, Bat Robin y El Once, le imprimieron vértigo a la carrera. El crono indicó que los primeros 800 metros fueron recorridos en 44"79/100. La elipse y los albores de la recta no mostraron cambios sustanciales. La osadía se pagó metros más adelante. Bombero, guiado con mano de seda por Eugui, los pasó de largo.

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