¡Se quería quedar en Ucrania!

Alejandro Mello jugó dos años y medio en Odessa; sus hijos iban a la escuela y hablaban bien el ruso

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SILVIA PÉREZ

El delantero Alejandro Mello volvió al país tras jugar dos años y medio en Ucrania. No fue el primer jugador en hacerlo ni será el último. Lo insólito es que le hubiera gustado quedarse.

Es más, varios de los que fueron antes que él se volvieron a los pocos meses porque no soportaron las diferencias culturales y sobre todo el intensísimo frío. Tal fue el caso de Marcelo "Pato" Sosa. Pero Mello y su familia se habían acostumbrado a la vida en Odessa y sus dos hijos mayores iban a la escuela y hablaban ruso. Eso, sumado a la gran diferencia económica.

"La posibilidad de ir al Chernomorets surgió por intermedio de Parnás y Enrique Espert que me hicieron una propuesta. Lo hablamos mucho con mi señora. La verdad en ese momento no tuve ninguna otra oferta de acá, salvo una de Miramar Misiones donde estaba Bethoven Javier. Entonces decidí probar suerte. Viajé y afortunadamente a los tres o cuatro días firmé contrato por tres años. Me puse a buscar donde vivir y al mes y medio viajó mi mujer con los tres niños. Y la verdad, nos adaptamos bastante rápido con la familia", relató el atacante que hoy milita en Cerro.

Según cuenta, Odessa es una ciudad muy hermosa, ubicada sobre el mar Negro. La familia Mello vivía en un confortable tercer piso frente al Parque Shevchenko y a tres cuadras de la playa. Cuando llegaron, Mathías el hijo mayor, tenía seis años y debía comenzar primer año de escuela. "Los primeros seis meses le pusimos una profesora de ruso y al otro año arrancó la escuela. Hablaba bien, luego fue mejorando y terminó escribiendo y leyendo ruso sin problemas", relató.

"Al principio no fue fácil. Bajaban a jugar con otros niños y volvían llorando, porque no entendían nada, pero terminaron contentos. Al final, el mayor me hacía de traductor", agregó.

Ahora que pegaron la vuelta, los Mello consiguieron una profesora de ruso para que los dos mayores no pierdan el idioma.

COMPAÑÍA. En Chernomorets llegaron a ser cinco sudamericanos, dos peruanos, un argentino, Mello y otro ex Nacional, Sebastián Vázquez que llegó poco después que él.

Los dos uruguayos se hacían compañía mutuamente. Miraban juntos los partidos del fútbol uruguayo y de la selección conectando la computadora a un plasma y hasta llegaron a prepararse un asado en el Parque Shevchenko. "En realidad, más que asado, era una especie de brochette, porque allá no se consiguen nuestros cortes de carne", contó Mello.

"Como éramos cinco los que no hablábamos ruso, nos pusieron un traductor y nos descansábamos mucho en él. De repente me defendía más afuera de la cancha, al ir a comprar algo, en un restaurant o en un shopping. Más que en el fútbol. El técnico nos hablaba por medio del traductor. Pero era como un teléfono descompuesto, porque el traductor no tenía ni idea del fútbol. A veces tomábamos lo que nos decía de otra manera y se complicaba. Si hay algo de lo que me arrepiento es de no haber aprendido mejor el idioma", reconoció.

"Las malas palabras fueron lo primero que aprendimos todos. A mí me decían que le dijera determinada cosa al arquero. Yo iba y repetía la frase, pero resulta que era un disparate y el arquero me quería matar", contó sobre sus primeros tiempos en Chernomorets.

El frío fue a lo que más le costó adaptarse. "El último partido que jugué, el 13 de diciembre, había ocho grados bajo cero. Nos poníamos calzas y camisetas térmicas, y el masajista trabajaba un rato largo con cada jugador, pero llegaba un momento que igual te enfriabas. De a poquito sentías que se te iba apagando el cuerpo. Era muy jodido".

La crisis económica mundial obró negativamente para los extranjeros del equipo. Antes, un dólar valía cuatro gribnas, la moneda ucraniana, y luego la norteamericana se disparó a ocho gribnas. "Quería quedarme un año más, pero se me terminó el contrato. El técnico quería que renovara, pero con el presidente no llegamos a un acuerdo con los números. Ahora arreglé en Cerro por seis meses, pero me gustaría volver. A Ucrania o si no a Rusia".

Sasha: un gato con pasaporte

Agustín, el hijo menor de los Mello, nació en Bahía Blanca cuando su padre jugaba en el Olimpo con Gregorio Pérez. El niño llegó a Ucrania con dos añitos y aunque a diferencia de sus dos hermanos mayores no fue a la escuela en Odessa, aprendió comunicarse e hizo amistades. El pequeño se llevaba muy bien con la portera del edificio donde vivían. Todos los días bajaba y la mujer le regalaba caramelos. Un día le hizo un regalo un poco más grande: un gatito. El felino fue bautizado con el nombre de Sasha, que en ruso significa Alejandro. Se encariñó tanto con su mascota que no hubo manera de dejarlo en Odessa. Hubo que sacarle pasaporte, darle las vacunas y hacer los trámites en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero ahora Sasha vive en Uruguay.

"La rompió" contra el Dinamo de Moscú

Al poco tiempo de regresar de Ucrania, Mello arregló contrato con Cerro, equipo al que refuerza para jugar la Copa Libertadores. "Eso fue lo que más me tentó, pensé que ya no se me iba a dar", dijo sobre el torneo intercontinental que ya jugó con Nacional en dos oportunidades, en el 2003 con Daniel Carreño como técnico y el en 2004 con Santiago Ostolaza, como entrenador.

"Creo que jugarla con Cerro es diferente, es otra cosa. Sé que ya jugó la Copa, pero me parece que las aspiraciones no son las mismas que la de los equipos grandes. Además, el grupo es bastante complicado", afirmó. Cabe recordar que los de la Villa enfrentarán en la próxima edición de la Libertadores a Deportivo Quito, a Internacional de Porto Alegre y al ganador de la llave entre Newell´s y Emelec.

El delantero volvió de Ucrania con más experiencia y otra dinámica, cualidades que podrá poner al servicio de los dirigidos por Pablo Repetto.

"El fútbol en Ucrania es muy rápido y se trabaja mucho físicamente. De repente no le dan tanta importancia a lo táctico o lo técnico, pero sí a lo físico. Las prácticas son más cortas, pero mucho más intensas. Al principio me costó un poco. Durante los primeros seis meses entraba y salía, pero después le agarré la mano, jugué bastante e hice unos cuantos goles", explicó Mello que el primer año jugó la Copa Intertoto.

"Una de las cosas más lindas que viví allá fue en un partido frente al Dinamo de Moscú en la penúltima fecha del torneo. Me eligieron como la figura de la cancha y estuve en la selección de la fecha", finalizó.

A tener en cuenta

Nombre: Álvaro Alejandro Mello.

Nacimiento: El 13 de mayo de 1979 en Montevideo.

Baby Fútbol: En el Celtic de Puntas de Manga.

Viajes: Con 17 años se fue a probar suerte a Europa. Estuvo en el Mallorca B de España y en el Entra Frankfurt de Alemania.

Tricolor: Comenzó en Cuarta´División, y jugó en la Tercera del "Pocho" Brunell. Debutó en Primera en un amistoso en Maldonado con Hugo De León como DT.

Equipos: River Plate, Nacional, Tacuarembó, Olimpo de Bahía Blanca, Bucaramanga de Colombia, Rentistas y Chernomorets de Ucrania.

Desayunos

Comía de todo menos la sopa roja

Se acostumbró al frío y al idioma, pero a lo que nunca logró adaptarse fue a los desayunos. "Comen huevos fritos y frankfruters. Nosotros con Sebastián (Vázquez) seguíamos con nuestro café con leche y tostadas".

Salvo eso y una extraña sopa, no tuvo mayores problemas con la comida. "Hay sopa roja, que es una especie de buseca nuestra, que comen tanto en invierno como en verano. No me gustaba porque es muy grasosa. De todos modos, siempre había otra cosa", relató el futbolista que por estos días espera la llegada de su camioneta y de varios enceres de su hogar que vienen de Ucrania. "Los pudimos traer por la nueva ley que te permite hacerlo sin impuestos si estuviste más de dos años viviendo afuera".

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