"No crean que va a jugar el macanudo"

| Dijo que lo llamó un "pai", que "me puedo comparar a Bielsa" y que "el que no sea responsable, se va".

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JORGE SAVIA I IGNACIO QUARTINO

Afuera, la apacibilidad dominical de una zona verde, silenciosa y residencial como es Carrasco sobre ese pasaje bucólico que representa la calle Montero Bustamante dos cuadras al sur de Avenida Italia, parece dejar suspendido el curso de la vida diaria en el justo medio de la nada. Y adentro, apacibilidad dominical de una casa moderna pero sobria, donde los recuerdos y testimonios recogidos a lo largo de la trayectoria del ahora técnico de la selección —un emblema de Sarandí del Yi, una estatuilla que le entregó la Mutual, la figura de un zapato de fútbol tallado en madera, y varios cuadros que enmarcan las camisetas de Nacional, Sarandí del Yí, Racing de Avellaneda, la mismísima celeste, y River Plate argentino y uruguayo—son los únicos decorados del mobiliario que caen bajo el alcance de la vista del visitante, también parece marcar una aséptica frontera entre el profuso pasado futbolístico de Juan Ramón Carrasco y lo que vendrá desde hoy —que a la tarde, después de haber ido a ver medio tiempo a Wanderers-Deportivo Maldonado en el Parque Viera y Peñarol-Central Español en el Estadio, dará a conocer la lista de sus primeros 22 seleccionados— en adelante.

—¿Y? ¿Cómo te lleva la vida en el nuevo cargo?

—Y... ya en el momento que cambié el teléfono, el cambio es brutal, pero es por cosas buenas. Yo siempre dije que soy un tipo positivo, pero cambian los hábitos. Desde el momento que me designaron empecé a tener reuniones de todo tipo porque esto es muy importante. Además de los que me llaman para alentarme, también está la gente dispuesta a trabajar en la selección, en una cosa u otra. Recibí llamados, desde un nutricionista hasta de un "pai".

—¿Cuántos amistosos querés jugar? Porque tenés solo 4 fechas FIFA antes del comienzo de las Eliminatorias.

—Sería bueno jugar más amistosos que cuatro. Porque hay que automatizar, saber de memoria los trabajos que hago. No quiero improvisar en el primer partido (de la Eliminatoria). Entresemana, primero vamos a practicar entre nosotros, para darle credibilidad al jugador, y después lo vamos hacer con equipos del medio.

—En estas Eliminatorias hay un cambio: en vez de uno, jugás dos partidos seguidos de arranque. Tenés que llegar bien preparado, porque si no largás bien, y en vez de perder tres puntos perdés seis, das flor de ventaja...

—Pero para mí este sistema es mejor que el anterior, porque si ganás, el jugador está motivado y sino, enseguida tenés revancha para corregir los errores. Antes el jugador se iba, pasaba un mes entero, o dos, y se olvidaba de todo lo que se había hablado antes.

—Pero si te dieran a elegir, o si Figueredo te pregunta para negociar cuando se arme el fixture, ¿contra qué dos rivales preferís jugar en esas dos primeras etapas?

—Me gustaría arrancar acá, y por supuesto ganar. Hay que jugar contra todos, pero no es lo mismo arrancar primero contra un rival fuerte que ganando. En la Eliminatoria pasada, por ejemplo, sacamos un buen resultado en Brasil, pero después perdimos puntos importantísimos en el Centenario, como contra Perú. Quiere decir que es muy complejo, no podés adelantar nada. Además, les repito: mi filosofía de juego será la misma en todos lados.

—Vos has dicho que la gente ya está aburrida de ver a Uruguay salir a defenderse en todos lados, de ahí tu intención de cambio. Pero, ¿no será que, en realidad, la gente está harta de que pase eso aunque el rival sea Venezuela, Bolivia, Perú, o Chile, pero no todos piensan lo mismo con adversarios más respetables? Mirá que cuando Passarella colocó un solo volante de marca en Maracaná, se armó un revuelo bárbaro.

—Es que es la prensa que dice que vos marcás más si ponés a éste o a éste. Pero, en realidad, todo pasa por la actitud y por lo que tenga que hacer el jugador adentro de la cancha. Si un jugador tiene que recuperar, también tiene que saber enganchar, poder resolver una situación apremiante, eso es fundamental. No es sólo que juegue porque mete pata. Yo, generalemente, juego con seis para defender. Si me llegan es por el nivel del contrario. Eso sí, cuando nosotros tenemos la pelota, tenemos que saber cómo responder. El jugador va a jugar en función de lo que el técnico le enseñe. En eso me puedo comparar a Bielsa. Yo lo voy hacer jugar diferente a lo que lo hace en su equipo. Voy a hacerlo jugar "a lo Carrasco". En eso me tengo fe. Apunto a la riqueza técnica del futbolista, pero lo otro, cómo se mueve, es mí trabajo. ¿Los jugadores de Europa, de dónde salen? Lo que pasa que acá no explotan. Y yo intentaré potenciarlos. Por eso son buenos los amistosos, son buenas las prácticas: así puedo sacarles el jugo y evito que me pase lo que pasó con Fénix. Por ese vicio que existe de marcar acá, con rivales que traban el partido, que juegan anunciado, como acá estás acostumbrado a que nunca te agarren mal parado, fuimos a Brasil y México, donde se juega mejor en el continente, y antes de que quisiéramos acomodarnos, ¡"pum"! (en alusión a los 6 goles que recibió ante el Corinthians y a los cuatro contra Cruz Azul). Eso ya lo asimilé. Viví la experiencia y lo aprendí en la práctica, lo mismo que con lo de la altura.

—¿Hay algo que pensás aplicar en la selección, que no hiciste en Fénix y Rocha antes?

—Es muy claro: en la selección podés elegir lo mejor en el momento que vos quieras, porque es una selección abierta. En un club hay veces que tenés que contar hasta diez, porque a mí no me gusta el choque. Tenés que manejar la sicología, porque tenés que tener en cuenta las limitaciones del material al que podés echar mano. En la selección, ese tipo de problemas no lo voy a tener, porque el que no se aplique, y no es responsable, no va. Se va.

—Más allá de los 22 nominados de hoy (ayer) y de los jugadores en el exterior, ¿puede haber algún otro que se sume del medio local?

—Sí, porque todo es muy parejo. Acá la apuesta es ver al jugador y tratar de potenciarlo. Si hay varios que están parejos (en cuanto al rendimiento) va a prevalecer la persona. El buen tipo. Tampoco vayan a creer que va a jugar el macanudo. Vos después te encontrás con algunas sorpresas en la convivencia, durante el trabajo. Entonces, hay dos que están en condiciones parejas pero hay uno que siempre está ahí, con la cabecita bien abierta y vos le vas enseñando de a poco y aprende. Te voy a citar un caso concreto: Ligüera. La hacía carozo y nunca dejó de ser el primero de la fila. Con toda la prensa que tuvo nunca lo ví que se pusiera una caravana, viniera con un arito, se dejara la melena, jugara con la camiseta para afuera... Siempre manejó un perfil bajo, un buen compañero. Si agarrás un grupo así creo que es difícil que pierda.

—¿Mañana empezás con 22 jugadores y después vas a ir afinando para ver con qué te vas quedando, o ya tenés un equipo en la cabeza para el debut en las Eliminatorias y lo vas a ir retocando de acuerdo a las circunstancias?

—Tengo mi equipo, pero no soy de esos que dicen: "equipo que gana no se toca". Hay que manejar el crédito con los jugadores. Si no lo tiene, juega otro. Pero una base tengo que tener, más allá de lo que pueda pasar sobre la marcha con las expulsiones, las lesiones. Yo con el tema de la amarillas, por ejemplo, soy muy puntual. Después están lo créditos, si responden con su rendimiento...

—Por lo que ya has dicho, de que vas a citar pocos jugadores del exterior y desnivelantes, parece difícil, entonces, que cites a un arquero de afuera.

—Claro. Si los que tengo acá me responden, sería muy bueno. Pero en junio van a venir los del exterior y ellos tienen la misma posibilidad que los otros, porque tienen pasaporte uruguayo. No hace falta que estén acá para jugar. Claro, los de acá tienen más tiempo para aprender todo lo que yo les quiera enseñar. Pero si los de afuera pueden hacerlo en menos tiempo, fenómeno. Tengo más para elegir. Yo no quiero depender de la casualidad, quiero una identidad futbolística: ese fútbol colectivo que me gusta y proclamo.

Afuera, la apacibilidad de la tarde dominical de Carrasco es idéntica a la de la mañana. Adentro, salta a la vista del visitante que el único adorno de la casa que no forma parte de ninguno de los recuerdos, reconocimientos o sentimientos futbolísticos del otro Carrasco, es una estatuilla de El Quijote. Acaso sea el símbolo más genuino de unión, en vez de división, entre el pasado y lo que empieza mañana.

¿Igual que Cubilla...?

—Nadie podrá negar ahora que tenés carisma: al fin y al cabo, aunque con otras palabras, en esencia planteaste la misma que Cubilla once años atrás; aquella vez se armó un revuelo bárbaro, y ahora nadie dijo nada.

—Yo nunca dije que no iba contar con los del exterior, pero voy contar con los de acá, porque lo mío es trabajo y quiero lo mejor para el fútbol uruguayo. El que memorice y tenga la condición de aprender rápido lo que yo le enseñe, por más que sea del exterior, no tengas dudas que voy acudir a ese.

"Yo las conozco todas"

—Dijiste que el capitanato iba a ser rotativo, pero ¿pensaste en uno natural, que debería ser el que, hoy por hoy, debería empezar la Eliminatoria?

—El capitán es cualquiera. Se verá más adelante. Para mí el capitanato es un privilegio que no tiene por qué tomarlo uno en especial. Yo sé por qué se le asigna el capitanato a uno en particular: por personalidad. Pero esa personalidad puede ser espontánea, pero tambien puede ser fingida. Yo las conozco todas. Capaz que hay uno chiquito, juega bien y la rompe: quiere decir que ese tiene personalidad. Y para otro, que es normal, también lo llena de orgullo. Todo tiene que ser para que sume.

—Pasa lo mismo con los números de las camisetas.

—Eso lo viví en la práctica. Amí me gustaba jugar con el "10". Si hay uno que quiera jugar con el "10" de la selección que se le gane. Si yo la rompía quería que me dieran la "10". Si en la selección hay dos que quieran tener esa camiseta que me lo demuestren. El que haga más pases de gol, más goles y le pegue mejor va a usar la "10", no tengas dudas.

— Dijiste que el técnico que te había marcado era el Prof. De León; ¿cómo lo explicás? Porque el Prof. De León trabajaba en pila las jugadas de pelota quieta, priorizaba el cero en su arco. Es decir, entre tu estilo y el de él también hay diferencias sustanciales.

—El "Profe" era muy de trabajar con el pressing. De no dejarlo jugar al contrario. Por ahí ponía muchos hombres en la recupereración de la pelota. Pero después el "Profe" dejaba a criterio del jugador lo que tenía que hacer con la pelota. En eso, en cambio, yo soy muy cuidadoso, en el momento de hacer la jugada, busco muchas jugadas. En lo otro sí, coincido. En estar bien paraditos. No dejar encarar al puntero a velocidad, no dejarlo dar vuelta al punta. Es todo un trabajo, pero no me demanda tanto desgaste.

"No quiero que me defiendan"

—¿Hablaste con Spillman del tema de los juveniles?

—No tengo tiempo para ver programas deportivos, pero me enteré que con Spillman hubo un malentendido. Me llamó porque tenemos una amistad de muchísimos años para aclarar algo con la prensa. Yo le dije: "¿qué vamos a aclarar si yo no hablé nada de juveniles?" Yo le aconsejaría a la prensa que con esta selección, por salud, le de su tiempo. Una de las cosas de mi trabajo es cambiar un poco la cabeza. Acá importa ganar, no cómo, sólo importa ganar. Ahora, yo tengo dos días a la semana para convencerlos a los demás. Si gano, bárbaro, pero si no salen cosas... Lo digo porque todo es para el bien de la selección. No quiero que me defiendan. Una de las cosas que me dijo Batlle —y creo que es muy bueno— es que es preferible perder con la de uno y no perder con la de otro. Yo no voy a cambiar. No voy a citar a dos de un equipo, a otros dos de otro. No voy a contemplar. No es mi trabajo. Soy consciente de que puede crear polémica. Pero pasaron tantos años estando de la misma manera que me parece bueno cambiar.

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