FÚTBOL INTERNACIONAL
Gilberto Rodríguez Orejuela estaba preso en una cárcel de Estados Unidos
El antiguo barón de la droga Gilberto Rodríguez Orejuela, quien llegó a ser considerado el mayor narco del mundo tras la muerte de Pablo Escobar, falleció el martes en una cárcel de Estados Unidos a los 83 años.
En la década de 1980 era considerado una de las diez personas más ricas del mundo mientras las agencias antidrogas de Estados Unidos lo señalaban como el jefe de una organización que controlaba el envío del 80 % de la cocaína que ingresaba anualmente a ese país.
Hasta su captura, en 1995, “El Ajedrecista” lideró el poderoso Cartel de Cali junto a su hermano Miguel, de 78 años, también detenido en una prisión de Estados Unidos.
Entre sus muchos negocios, Rodríguez Orejuela tuvo directa participación en el fútbol colombiano como dueño del América de Cali: con su dinero formó un equipo de estrellas que llegó tres veces seguidas a la final de la Copa Libertadores, la última en 1987, cuando perdió en el último segundo ante Peñarol con gol de Diego Aguirre.
Además, en 1980 intentó comprar a Diego Maradona. Según relató su hijo, Fernando Rodríguez Mondragón, en su libro El hijo del ajedrecista 2, le ofreció al crack argentino 500.000 dólares mensuales libres de impuestos para que firmara con el América por algunos meses pero rechazó la oferta porque ya negociaba con Barcelona.
Según la prensa colombiana, los Rodríguez Orejuela intentaron comprar en 1977 al Deportivo Cali, pero la directiva se negó. Entonces fueron por el otro club de la ciudad, el América.
Con su dinero, el club adquirió a los peruanos César Cueto y Guillermo la Rosa, los argentinos Julio César Falcioni, Roque Alfaro y Ricardo Gareca, los paraguayos Gerardo González Aquino y Juan Manuel Bataglia, además de la estrella colombiana, Willington Ortiz, lo que le permitió acumular títulos a nivel local. Pero nunca pudo alcanzar la Libertadores. Luego de perder las finales ante Argentinos Juniors, River y Peñarol, quedó afuera en la semifinal de 1988 ante Nacional, en el final de su época de triunfos.