¿Motín a bordo?

La calma obligada por la participación de Uruguay en las Eliminatorias, refiriéndonos al campeonato local, parece predecir alguna tormenta. Concretamente en Peñarol existe un mar de fondo que se propaga a pesar de los desmentidos y la no comunicación con la prensa.

A los ya archisabidos fusilazos entre los integrantes de la oposición en el Consejo Directivo contra el presidente y viceversa, ahora trascienden entredichos a nivel de los jugadores, tal el caso de Carlos Bueno, quien públicamente criticó, según su criterio, las excesivas oportunidades que se le concedieron a Serna en detrimento de otros compañeros. Por su parte, el colombiano ha manifestado que si las cosas siguen así él se va. ¿Cuáles serán las cosas que de seguir así determinarían su alejamiento del club? Vaya uno a saber.

Ahora trascendió que existen tres grupos de futbolistas a saber: uno el de los extranjeros, otro el de los experientes y el tercero integrado por los novatos. De ser esto cierto suena a una especie de motín o en el mejor de los casos de sectarismos nada recomendables. Así las cosas no pueden marchar bien y parecería que el capitán del barco, al caso el entrenador, debería llamar al orden a la tripulación y bajar a tierra a los revoltosos para que sea el Almirante el que disponga algún arresto a rigor y evitar que el buque se empantane. Seguro es que no se va a hundir (su historia es demasiado importante) pero si siguen estos dimes y diretes el agua puede anegar la sala de máquinas y entonces el barco correr el riesgo de quedar al garete.

Seguramente aparecerán desmentidos sobre el tema, pero que es cierto es cierto. Todo se habrá de superar si el viento amaina y el mar deja de ser bravío. Los predictores de turno parecen augurar buen tiempo si las victorias no demoran. Todo tan viejo como el fútbol.