Es probable que en Belvedere, aunque en los últimos años se han acostumbrado, no quieran apresurarse a pronunciar esa palabra de siete letras que un equipo grita al final del campeonato, pero cierto es que Liverpool está haciendo todo para que así sea y ayer ganó ante Plaza Colonia uno de esos partidos que son recordados cuando se concreta una conquista.
Muchas veces, en cada plantel, el preparador físico también toma una función de psicólogo y motivador y el negriazul tiene al suyo. “¡Cada movimiento es ganador!”, gritaba efusivo el profe Nacho Barboza, una y otra vez, a los jugadores que hacían la entrada en calor mientras en los parlantes del estadio sonaba “Arde la ciudad”, de La Mancha de Rolando.
Liverpool salió a la cancha con la tribuna principal llena de gente, globos negriazules y fuegos artificiales desde afuera del estadio. Joaquín Papa, el entrenador, llegó al banco de suplentes y saludó con sonrisa y puño apretado. Momento para los movimientos ganadores.
En menos de un minuto Plaza, que había sacado del medio, tiró la pelota afuera. El equipo local había salido decidido a ganar y era una tromba por banda derecha cuando se juntaban Facundo Perdomo, Kevin Amaro y Hugo Quintana. En quince minutos Liverpool tuvo un remate del paraguayo que pasó muy cerca y generó dos intervenciones de Joaquín Silva; una de ellas que valió un gol para el Patablanca. “¡Que salga entonces, que salga!”, fue la primera intervención de Papa en el banco negriazul cuando Juan Manuel Ramos había quedado tendido luego de un cuerpo a cuerpo con Amaro y, mientras el lateral de Plaza se iba sustituido, el DT aprovechó para decirle a Perdomo que tenía que tirar la diagonal luego de lanzar el pase al espacio vacío.
Con un remate débil de Quintana mano a mano con Silva, Liverpool cerró el primer tiempo con cuatro chances claras de gol, mereció la ventaja, pero tuvo que esperar hasta que fuera la tarde del héroe: Martín Rabuñal.
El volante fue amonestado a los 21 minutos y se bancó todo el partido con tarjeta mientras Quintana y Gonzalo Napoli salieron exhaustos. Pero cómo iba a salir “Rabu” si, a los 55’, se llenó el pie de gol y transformó un rebote en una bomba al ángulo. “Hoy creo que también demostramos carácter”, dijo después del partido Abel Hernández, que perdió una chance para liquidarlo y así Liverpool tuvo que ponerse el overol para aguantar el resultado que lo mantiene en la cima.
Si Liverpool llega a ganar el Apertura, este partido será “el del gol de Rabuñal” y Martín tampoco se lo va a olvidar. “Verlo así a mi viejo me trastocó”, dijo el autor del gol luego de que su padre lo fuera a saludar entre lágrimas hasta el vestuario. Liverpool se ilusiona, le quedan tres finales y, como dice esa canción que sonaba en la previa, en Belvedere parece que, otra vez, “la gente festeja y vuelve a reír”.
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