SILVIA PEREZ
Hace un mes y medio que Gustavo Munúa está en La Coruña y la semana pasada jugó su primer partido defendiendo el arco gallego. Gustavo, su esposa, y el pequeño Facundo de un año y medio se están adaptando a su nueva vida. El ex arquero tricolor comenzó explicando las razones de las interferencias telefónicas: "es que vivimos en un lugar alto, en Montrove, y hay muchas montañas". Luego contó que: "todavía no conocemos mucho, aunque la ciudad es muy linda. Se extraña, a los amigos y a la familia, pero es una oportunidad muy linda y hay que intentar aprovecharla".
La idea del técnico del Depor, es que Munúa juegue los partidos por la Copa del Rey, y el martes pasado debutó frente al Compostela. Deportivo La Coruña ganó por 1 a 0: "por suerte me fue bien, me sentí muy cómodo con el apoyo de los compañeros y el técnico, pero obviamente hay que acostumbrarse a un medio mucho más exigente, y a los pisos que son muy rápidos. El partido fue complicado, en realidad a ningún equipo de Primera División le han resultado fáciles los encuentros por la Copa. Aunque nos enfrentamos a equipos que no son de Primera, se motivan mucho, pero por suerte pudimos ganar. Fue mucha gente de La Coruña a acompañarnos, pero lamentablemente las cosas terminaron mal, con el hincha fallecido. Fue lamentable lo que pasó. Algo muy grave que todos esperamos que no vuelva a pasar".
Salvo un breve pasaje por el Albion, Nacional es el único equipo en el que Munúa ha jugado, por eso en lo previo a su debut en España, se sintió un poco extraño: "antes del partido estaba un poco nervioso y también melancólico. Era la primera vez que jugaba en otro equipo, pero después se me pasó. Por otra parte, hay que valorar que uno está en un club muy importante".
Aunque tiene claro que por ahora va a jugar sólo los partidos por la Copa del Rey, y admite que eso es bueno porque le permite adaptarse al fútbol español con otra tranquilidad, le gustaría jugar más: "el técnico me dijo que sólo voy a jugar la Copa, pero me encantaría jugar también la Liga. Aunque Molina es un gran arquero y lleva muchos años en el club. Por un lado me viene bien no jugar mucho, porque la primera mitad del año fue agotadora para mí, con muchos partidos y muchos viajes. En lo físico me he tomado un respiro, pero al mismo tiempo uno siempre quiere jugar".
LA ISLA. Por su parte, Martín Ligüera, cumplirá mañana su primer mes en Palma de Mallorca y también debutó la semana pasada en la Copa del Rey. Cuando atendió la llamada telefónica, acababa de almorzar con unas personas de Florida: "pero no me vinieron a a ver a mí, es gente que está en Mallorca por otros asuntos. Es más, yo ni los conocía, pero son amigos de mi viejo. Es bueno encontrarse con la gente de uno, aunque en Mallorca hay muchos uruguayos".
Martín estuvo hasta ahora acompañado por su novia Lucía, pero la joven regresó la semana pasada. Ahora dependen de la tecnología para comunicarse, usan internet con cámara y micrófono para sobrellevar el tiempo que falta hasta enero, cuando Lucía termine sus exámenes y vuelva a viajar. Martín vive en un apartamento en "Bona Nova", un barrio alto, a unas 10 cuadras de lo de Fernando Correa: "todavía estoy acomodándome, pero el ‘Petete’ me ha ayudado pila. Palma es preciosa, tiene todo, montañas, isla y playas".
El volante está feliz de haber jugado. Hasta ahora sólo lo había hecho 10 minutos ante el Sevilla, pero el miércoles jugó frente al Sabadell por la Copa del Rey y anotó su primer gol. Fue a los 3 minutos, entró y convirtió: "antes del partido no estaba nada nervioso porque las ganas de jugar eran mayores que los nervios". Con respecto a si seguirá jugando sólo la Copa o si también lo tendrán en cuenta en los partidos de Liga, aseguró que ni él lo sabe: "el técnico no me dijo nada. Acá son de hablar poco. Comparado con Uruguay no te dicen nada. Dan el equipo y ya está. No te preguntan ni cómo estás. Son mucho más fríos. De todos modos, eso no es lo que me preocupa, más importante es acostumbrarse a jugar. Lo que más me cuesta es la dinámica. El campo es corto y las canchas siempre están mojadas. Las mojan media hora antes de los partidos y la pelota va más rapido. Lo que hago es más o menos lo mismo que hacía allá, aunque se juega con un punta solo arriba y los lanzamientos en largo son muy pocos".
GOLEADOR. Hace tres meses que Germán Hornos está en Sevilla, pero los primeros tiempos del delantero no fueron buenos. Apenas llegó hizo la pretemporada y luego participó en varios partidos amistosos. El día de la presentación oficial del equipo fue titular debido a que Darío Silva estaba lesionado. Hasta ahí todo iba bien y hasta anotó un gol, pero tuvo la mala suerte de lesionarse. Al principio le dijeron que se trataba sólo de un golpe, y recién después de un mes y medio descubrieron que era una fisura de peroné. Tuvo que seguir esperando, por eso el partido del jueves pasado era muy importante para Hornos: "había jugado veinte minutos en un amistoso, pero el partido frente a Cerro de Reyes de Badajoz por la Copa del Rey era clave para saber cómo estaba. No sabía cómo me iba a sentir, porque todavía tengo un poco de molestia, algo que es normal y que no me impide hacer nada, pero no sabía si iba a poder jugar los 90 minutos. Aguanté todo el partido y además, hice tres goles. Fue mucho mejor de lo que esperaba. No pensé que iba a hacer tantos goles".
El ex futbolista de Fénix vive en una casa en "Oliva de Quinto", una especie de barrio privado muy tranquilo. El lugar está ubicado a 5 minutos de la Ciudad Deportiva donde entrenan y a 10 del centro de la ciudad. En este momento está acompañado por su hermano y por su padre que fue de visita por unos meses. Antes tuvo a Darío Silva alojándose en su casa, hasta que la familia del olimareño llegó desde Málaga. Por si fuera poco, vive a pocas cuadras de lo de Inti Podestá. Eso no impide que Hornos extrañe un poco: "acá uno está más limitado por el hecho de no conocer. En Uruguay uno simpre tenía amigos a los que visitar y esas cosas se extrañan. Pero Sevilla es espectacular. A pocos kilómetros hay unas costas maravillosas y la gente es muy aficionada. El próximo fin de semana se juega el ‘derby’ (clásico) frente al Betis y ya se está viviendo el clima previo".
Justamente, después de los tres goles que hizo en su debut, el uruguayo tiene esperanzas de estar en el clásico: "el técnico tiene un montón de jugadores y hay un nivel muy bueno. Cuando le dije que ya estaba para jugar, él me explicó que iba a empezar uilizándome en la Copa del Rey. No sé cómo va a armar el cuadro para el clásico, pero tengo ilusión de estar, más después de los 3 goles".
En Valencia hay un "tío" muy aplicado
Si bien Fabián Canobbio integra el último contingente de futbolistas uruguayos a Europa, hace dos meses y medio que está en Valencia y ha jugado más que sus compatriotas. Aunque fue titular sólo en dos encuentros, por la Copa UEFA y la Copa del Rey, entró en los seis que se llevan jugados por la Liga. "Por suerte me está yendo mejor de lo que esperaba. Pensé que iba a ser más complicado, sobre todo porque cuando llegué, el técnico hizo unas declaraciones diciendo que no sabía de mí, que sólo había visto un video de 20 minutos. Eso me hizo pensar que las cosas iban a ser difíciles, pero después todo fue distinto. Siempre me tuvo en cuenta, ya desde el primer partido de la Liga".
Canobbio no sabe de los problemas de soledad que generalmente sufren los uruguayos en los primeros tiempos porque está muy acompañado. Su madre, su novia, su hermano, su hermana y su cuñado viven con él: "era lo que yo buscaba y también es una buena oportunidad para ellos. En Uruguay el futuro está muy complicado y aquí hay más posibilidades". La familia Canobbio vive en una casa en "Mascamarena" a cuatro o cinco calles del lugar donde entrena el equipo y a 15 minutos del centro de Valencia.
A Fabián no le ha costado mucho adaptarse al fútbol español, y asegura que los cambios son para mejorar: "los campos son muy buenos y se juegan todos los partidos a estadio lleno, lo que es una gran motivación. Lo único que cuesta un poco es la pelota que corre mucho más rápido, pero nada más. Acá juego un poco más por afuera, soy volante por izquierda y me dan voluntad para jugar. El técnico me pide que abra el campo y desborde. Tengo que jugar más pegado a la raya, pero no es difícil. Es cuestión de entender lo que piden y aplicarlo. La verdad, ¡estoy sorprendido y muy contento con todo lo que me está pasando!".