La flecha, el tanque, el tractor y la muralla

| El portugués es un puntero antiguo, el alemán es el cerebro, el francés mata y el italiano se ataja todo

JORGE SAVIA | ENVIADO A ALEMANIA | EL APIS EN EL MUNDIAL

DORTMUND

El Mundial de Alemania se consume en sí mismo. A esta altura, entre la trascendencia y el impacto que causan los resultados, y la expectativa y la ansiedad que el mundo entero experimenta por saber qué pasará en las instancias decisivas, parece que el campeonato pasa más rápido.

Por eso, entonces, se instala también la sensación de que no hay más tiempo ni espacio que para pensar que, si las semifinales las juegan Alemania, Italia, Francia y Portugal, los símbolos e imanes de esos cruces europeos espectaculares son, por ejemplo, un goleador frío como Miroslav Klose, un zaguero-guerrero como Fabio Cannavaro, y dos talentos creadores como Figo y Zinedine Zidane.

Sin embargo, la definición del Mundial es mucho más que eso. Hay otros aspectos, otras facetas, que pueden involucrarse con lo mucho que estará en juego hoy y mañana.

ALEMANIA. El dueño de casa, además de los goles de Klose es, la seguridad de su arquero Jens Lehmann, el temperamento de Torsten Frings, las proyecciones de Philipp Lahm y el oportunismo de Lukas Podolski. Pero, fundamentalmente, Alemania es la prestancia de su jugador estrella: Michael Ballack.

Italia. Aparte de la marca de Cannavaro, de la creatividad de Francesco Totti y de la lucha constante en la mitad del terreno de Gennaro Gatusso, Italia es la firmeza que muestra Gianluigi Buffon en el arco.

Francia. Junto a la pausa del cerebral y mágico Zidane, hoy llamado a convertirse en la gran figura del Mundial, el despliegue señorial de Patrick Vieira o el vértigo de los arranques de Thierry Henry, Francia se apoya en el trabajo obrero de Claude Makelele en la mediacancha.

Portugal. Al lado de la sapiencia de Figo, de la pegada y cintura de Deco, del trajinar incansable de Maliche en la mitad del terreno, Portugal pone en escena la endiablada impronta de un puntero casi clásico como Cristiano Ronaldo.

Esas son, entonces, también figuras emblemáticas de las semifinales. Porque, a su vez, sus trayectorias, sus vidas mismas, encierran giros, que los hacen destacados no sólo por el tipo de fútbol que los llevó a la fama.

SUS VIDAS. Basta con citar, si acaso, que Makelele es un "laburador" que gana 150.000 euros semanales, que Cristiano Ronaldo aprendió a hablar inglés gracias a Diego Forlán y que hasta hace poco tuvo una denuncia de violación pesando sobre su espalda, que Michael Ballack juega al golf y al tenis al menos una vez por semana y que Gianluigi Buffon sufre continuos "escraches" en su casa de Carrara por parte de los grupos anarquistas italianos que condenan continuamente sus conductas pro nazis, para comprender que estos muchachos hacen ruido por todas partes.

Esto también, pues, forma parte -del lado de afuera- de las semifinales del Mundial de Alemania.

A LA CANCHA. Claro que el mundo todo, y particularmente los países que están definiendo la gran cita del fútbol, esperan que esas figuras sigan destacándose en estas instancias.

O sea, que el ruido venga de adentro de la cancha no de afuera. Y materia prima para lograrlo tienen. Porque Cristiano Rolando es uno de los jugadores que tendrá que cuidar, y mucho, el técnico Raymond Domenech si es que pretende que su Francia siga llenándose de gloria en Alemania 2006.

De la misma forma que Luiz Felipe Scolari tendrá que encontrarle la vuelta al mediocampo francés para que el trabajo de Claude Makelele no le derrumbe el fútbol que pueden crear sus hábiles volantes.

La historia está ahí. En el control que los italianos puedan realizar de Michael Ballack. O en la fuerza que tengan los alemanes para vulnerar a Gianluigi Buffon.

Es tan sencillo como eso, aunque en realidad puede resultar excesivamente complicado.

Es que son cuatro grandes de verdad. Por lo que están haciendo en las canchas del Mundial y por todo lo que tienen sobre sus hombros.

Por ejemplo, Makelele le dejó un hueco enorme al Real Madrid, Buffon se ataja todo en Italia, Chelsea dio la vida por Ballack y Cristiano Ronaldo la rompe en el Manchester United. Cuatro grandes en duelo.

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