El zaguero Mario Risso estaba loco de la vida y no sólo por la victoria obtenida por su equipo. Hace dos días atrás, fue padre por primera vez y no hacía otra cosa que mandarle, en cada micrófono, un beso a la pequeña Candela y también a su mamá Joseline. Luego, reconoció que los nervios que pasó en la sala de partos, fueron muy superiores a los de cualquier partido. "No soy de llorar, siempre me tomo todo para la joda, pero cuando nació se me cayeron las lágrimas".