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"De Uruguay me tenía que ir para progresar"

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El uruguayo Sebastián Rosano juega al fútbol en Racing argentino. En una entrevista publicada en Ole.clarin.com, habló de su infancia, de cómo llegó a ser un gran sacador de banda y de sus incursiones en el básquetbol.

"Rivera es una ciudad tranquila, que ahora se puso complicada por los robos. Es cruzar una plaza y ya estar en Brasil. Hay shoppings chiquitos, hay contrabando, hay de todo", comienza informando la entrevista de Olé.

Rosano, de 22 años, recuperó la titularidad en su equipo frente a Newell’s y el diario argentino se interesó en su vida. Comenzó jugando al básquetbol en el club Sarandí Universitario a los seis años pero como no había categoría de mayores, pasó a Nacional, donde estuvo seis meses, para luego ir a Guanabara de Brasil. "A los 15 años fui convocado y llegué a la selección brasileña y me entrené durante un mes. Ahí viajé mucho y jugué amistosos".

Combinaba el fútbol con el básquetbol y cuenta que le iba bien en los dos deportes. Tuvo que elegir. Le dijeron que lo había ido a buscar Wanderers y le preguntó a su padre que le dijo que sería feliz si jugaba al fútbol. Le hizo caso.

Al fútbol juega de volante. En el básquetbol era "un base más bien armador, pero con buen tiro de tres puntos".

Dijo que su pasado en el básquetbol fue importante para la potencia de sus saques de banda, pero que no saca tan lejos por la fuerza. "Yo me entrenaba con una Medicine Ball, que es muy pesada, y hacía 100 laterales contra la pared por día. La clave es la técnica. Hay que estar bien parado, yo saco la pelota desde atrás y lo más importante es el impulso que hago con al espalda".

Y sus saques son aprovechados, incluso suben a cabecear los zagueros de su equipo. Además se tiene preparada una toalla contra cada borde de la cancha, para secarse él o la pelota, porque "si la pelota está mojada se complica".

Sobre qué hubiese sido de su vida si no hubiera jugado al fútbol contestó: "Seguramente ahora estaría en Brasil jugando en un equipo de básquet. De Uruguay me tenía que ir para progresar y lo más cercano para mí era cruzar la frontera".

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