El nuevo gobierno de EE.UU. ha decidido dar la batalla frontal contra el antisemitismo. En ese sentido, ha decidido cortar los fondos públicos a toda institución educativa que no actúe en contra de ese racismo. Pero Uruguay no es una isla, y habría que realizar un profundo análisis de cómo se financian los grupos e instituciones que derraman su odio y antisemitismo en cada oportunidad. Tanto en la Udelar como en algunos partidos oficialistas, hay muestras claras de ello.