Desde hace un tiempo Uruguay está padeciendo un problema que antes solo se veía en las películas. Hablamos de la gente que denuncia un delito, o que ha sido afectada en su honor por determinado tema, pero cuya única expectativa es conseguir dinero. Algo que ha fogoneado alguna legislación reciente, como en el caso de los abusos sexuales. Los tribunales no deberían permitir que el fuero penal se convierta en una usina económica para gente inescrupulosa.