Se agilizaron las adopciones

Cada hora de vida de un bebé o un niño que no transcurre en buenas condiciones de cuidado y afecto trae consecuencias negativas para su desarrollo emocional, síquico y orgánico. De ahí la importancia del buen funcionamiento del sistema de adopciones en cuanto a solvencia, seriedad y celeridad para lidiar con el desamparo de la niñez.

Al asumir el actual gobierno, la cantidad de niños institucionalizados que permanecían en el INAU a lo largo de sus primeros meses y años de vida representaba una gran injusticia. Sabido es que las edades en las que hay más chances de que las criaturas que allí se encuentran, ya sea por orfandad o porque sus padres biológicos no quieren o no pueden hacerse cargo de ellas, son las más tempranas. Por lo tanto, la desidia burocrática y las demoras exageradas son en realidad criminales. A resultas de ello se reducen las esperanzas de que bebés y niños encuentren padres adoptivos, a medida que pasa el tiempo. De esta forma se les cercena la oportunidad de formar parte de una nueva familia, a pesar de que hay decenas de personas dispuestas a acogerlos como hijos. Con el agravante de que las esperas interminables muchas veces actúan co-mo disuasoras.

Sin embargo, en estos tres años de la Administración Lacalle al frente de la Coalición Republicana, las cosas han ido cambiando para bien. Bajo la dirección de Pablo Abdala, titular del INAU, las mejoras provienen de una gestión más eficaz, del plantel de colaboradores y por sobre todo, de un cambio de estrategia y paradigma gracias al virtuoso camino abierto a partir de la Ley de Urgente Consideración. La famosa LUC, tan denostada por la izquierda que hizo desaparecer en el 2009 al tradicional Movimiento Familiar Cristiano, de respetada trayectoria en este tema, a fin de que la institución estatal obtuviese el monopolio de las adopciones. Eso dio pie a la siguiente paradoja: cuanto mayor el número de niños institucionalizados, más asegurado el empleo de los funcionarios a cargo. Este gobierno decidió darle prioridad a la primera infancia, mejorar el tema de las adopciones, y el cuidado de la salud mental y las adicciones, todo dentro del área conducida por Abdala, en buena medida a partir del refuerzo presupuestal aprobado en el 2021. La reducción de los tiempos de valoración de las familias ha facilitado un mayor número de integraciones, particularmente en los dos últimos ejercicios. Los años 2021 y 2022 fueron los mayores desde que el INAU lleva registros a partir del 2001. Hubo 125 en el 21 y 151 en el 22. Esto fue posible no solo porque hubo cambios legales, sino porque se inició un nuevo proceso de reestructura, reorganización y un más adecuado uso de los recursos humanos. Se descentralizó y se instalaron duplas en todo el país para trabajar con las familias adoptantes de manera más eficiente.

Antes para cualquier entrevista debían viajar a Montevideo. Aparte de que los largos años de espera parecían dirigidos a desanimar a cualquiera.

La Ley N°18.590 del 2009, de tiempos del FA, estipulaba que la adopción de los infantes de 0 a 2 años debía resolverse en menos de 45 días y entre los 3 y 7 años en no más de 90. Decir que se convirtió en letra muerta no es pecar de exageración. Para el 2023, las autoridades presentes calculan que la cifra de adoptados va a ser mayor, porque al 31 de julio suman ya 104. Hay 254 familias (en el 2019-20 eran 80) interesadas en adoptar. Y un punto a destacar es que aun cuando es indiscutible que el mayor número de integraciones ocurre con los pequeños, entre los 104 casos mencionados hay 21 niños que van desde los 7, hasta adolescentes y preadolescentes.

Otro buen dato es que los resultados son igual de buenos que con los más chicos. La directora de Adopciones, Dra. Caraballo, ha impulsado con este fin una campaña de sensibilización y de información que ha sido beneficiosa. Por otro lado se logró el objetivo de aumentar las Casas de Acogida, tal como se esperaba. Son las familias que reciben a los recién nacidos o bebes por un año, a la espera de la adopción.

Se ha mejorado el sistema 24 Horas para los menores institucionalizados, se trabaja con la UTU y los centros de Acogimiento y Fortalecimiento Familiar (CAFF). El INAU dedica 12% de su gran presupuesto a la salud en general, la mental y las adicciones. En julio eran 120 los cupos para desintoxicación y para tratamiento. Según Abdala, la incorporación de la figura del acompañante terapéutico ha sido muy positiva. Se trata de un universo disímil y complejo que exige mucha dedicación y capacidad.

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