¿Qué futuro para la Coalición?

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La derrota del candidato presidencial de la Coalición Republicana (CR) en el balotaje dejó una pregunta que ronda en el oficialismo: ¿cuál será el futuro político y electoral de la CR para los próximos años?

En primer lugar, importa tener claro que las instancias de este ciclo de elecciones no han terminado. Por delante quedan nada menos que 19 batallas muy relevantes en las intendencias del país, que precisan en algunos casos una estrecha coordinación de los partidos que conforman la CR. Sin duda, el ejemplo más importante es el de Salto: allí, la CR concurrirá unida bajo un mismo lema en lo departamental, y se hace imperioso ganar ese ejecutivo de manera de cortar una larga etapa de gobiernos de izquierda.

Hay otros departamentos en los que los resultados de octubre y noviembre vuelven muy necesaria la conformación de la CR, más allá de que el instrumento-lema no haya sido desarrollado en las pasadas internas. Son evidentes los casos de Paysandú y Río Negro, donde el Frente Amplio (FA) está posicionado para ganar esas intendencias, tanto por antecedentes de elecciones departamentales anteriores como, sobre todo, por la fuerte distancia que sacó sobre el Partido Nacional (PN) en octubre.

También, con mayor coordinación ya definida, el caso de Rocha operará con una CR de hecho bajo el lema PN. Seguramente se verifiquen situaciones parecidas en San José y Maldonado, por ejemplo.

Montevideo y Canelones, con las dificultades que conocemos, precisan de la credibilidad que da la CR como opción de cambio real. El escenario canario en particular es dual: por un lado, sin Orsi como candidato local, se puede estimar que se ven favorecidas las chances de la actual oposición departamental; por otro lado, con Orsi ya presidente, se puede pensar que para mayo de 2025 habrá un favoritismo izquierdista en Canelones.

Pero más allá de ese importante tablero de poderes locales que debe terminar de ajustarse, y en donde la CR tiene un papel relevante para jugar, lo cierto es que la gran incógnita refiere al escenario nacional. ¿Se coordinará con mayor fuerza una acción política conjunta que haga de la tarea de la oposición un bloque consolidado y coherente, en el que blancos y colorados sobre todo, pero también el resto de los partidos que forman la CR, se dividan los temas y marquen así alternativas serias con relación a las políticas del FA, en una perspectiva de unidad de gobierno futuro posible?

Por un lado, hay quienes desde ya están en esa posición dentro de la CR: el camino trazado por esta administración fue bueno, el Uruguay sigue teniendo dos opciones de gobierno reales, y por tanto la CR tiene que mostrar en la oposición su seriedad y su capacidad de ser alternativa creíble. Por otro lado, hay quienes estiman que para poder ganar elecciones se precisa abrir el abanico en opciones que sean diferentes a las del FA, y que, por tanto, más allá de la instancia coordinada en algunos departamentos para mayo, luego se precisa que cada partido de la CR haga su propio juego tratan-do de captar aquí y allá opiniones que, se dice, rápidamente se verán defraudadas por las excesivas promesas de la campaña de este FA de 2024.

El asunto tiene así dos aristas diferentes. En lo electoral departamental es evidente que se precisa una mayor coordinación para asegurarse terrenos de influencias a partir de los cuales generar bases amplias de apoyos en las urnas.

En lo político nacional, es claro que esa coordinación que exige la CR dependerá, también y sobre todo, del impulso que los líderes de los partidos le den. Y aquí entran en juego tres protagonismos mayores que sin ningún lugar a dudas serán los que definan qué rumbo tomará la CR: el de Lacalle Pou luego del 1° de marzo; el de Ojeda que seguramente ocupará la secretaría general del Partido Colorado; y el de Bordaberry que es quien nuclea la bancada parlamentaria más numerosa de ese partido. Obviamente, tanto Cabildo Abierto, como el Partido Independiente y el partido del diputado Lust también tendrán su qué decir, más allá de que sus resultados de octubre no hayan sido cuantitativamente del mismo nivel que los de blancos y colorados (3 diputados en 49 de toda la Coalición Republicana).

El futuro de la CR es incierto porque hay que esperar el cierre del ciclo electoral completo para poder ver más claro cuáles serán los posicionamientos de los partidos que la conforman en los 19 departamentos. Importará mucho, también, cuáles serán los talantes de los tres líderes coalicionistas pensando en 2029.

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