En medio de un mes particularmente duro para el gobierno, sobre todo en materia de seguridad, donde la cifra de homicidios rompía récords sin freno, apareció una noticia “bomba”. Resulta que “fuentes de la Presidencia” informaron a varios medios como adelanto removedor que se habría culminado con una investigación administrativa sobre el caso del famoso documento, que generó una polémica incendiaria en el período pasado.
Se trata de aquel episodio sobre unos chats entre la ex vicecanciller Ache y el subsecretario Maciel sobre el trámite del pasaporte del narcotraficante Sebastián Marset. Por si el lector ya no lo recuerda, resulta que en aquel momento había estallado una polémica porque Marset estaba detenido en Dubai por viajar con un pasaporte paraguayo falso. Entonces el abogado del conocido “narco”, Alejandro Balbi, se había reunido con Carolina Ache para agilizar el envío de un pasaporte uruguayo que le permitiera a Marset salir de la cárcel. Maciel había advertido a Ache que podía ser un tema complejo, pero Ache no hizo nada al respecto.
Cuando estalló el escándalo, azuzado entonces por el Frente Amplio, Ache contrató nada menos que a Jorge Díaz como su abogado personal. Y Díaz le recomendó grabar todas las conversaciones que mantuviera, entre ellas con sus superiores.
El trámite del pasaporte fue analizado por la justicia, que definió que allí no hubo delito alguno, ya que no se podía dejar a un ciudadano uruguayo sin documentos legales. Pero entonces el escándalo se trasladó a la Torre Ejecutiva, adonde se habría llevado un documento que transcribía los chats entre Ache y Maciel. Ese documento terminó siendo el eje de otra polémica, ya que habría sido destruido, de forma irregular según Ache y el Frente Amplio, de manera completamente inocente, según quienes participaron de la reunión. Quienes aseguran que por lo conversado en el encuentro, el mismo no cambiaba en nada la marcha del proceso.
En el ínterin, quien pagó el pato del problema fue el ex canciller Bustillo, que por aparecer en una grabación secreta de Ache, recomendándole destruir el teléfono, debió renunciar a su cargo. Vale destacar que según Bustillo, ese planteo estaba sacado de contexto, ya que lo que buscaba era sacarse de encima a una demasiado demandante Ache, en un tema en que Bustillo no tenía ni arte ni parte. Es más, en el momento de la famosa reunión en Presidencia, Bustillo estaba en misión fuera del país, y el canciller era Ache.
Todo esto es un episodio extremadamente entreverado, que la fiscalía tiene entre sus manos hace largos meses, sin que el expediente se mueva en lo más mínimo.
Lo que sí se movió fue esta investigación interna en el nuevo gobierno, que tiene algunas características que muchos dejan de lado.
Para empezar, por motivos bastante discutibles, se decidió que la investigación no la llevara adelante un abogado de Cancillería, ni de la Oficina de Servicio Civil, sino de Presidencia. Y que quedara en manos de la abogada Victoria Sasso, quien está bajo la orden directa del Prosecretario de Presidencia actual, Jorge Díaz. Sí, el mismo Jorge Díaz que era el abogado de Ache cuando estalló el escándalo, y que le habría recomendado grabar secretamente a todos sus vínculos.
De manera nada sorprendente, esa investigación habría detectado que el famoso documento con los chats habría sido efectivamente destruido, y que se habría llevado a Presidencia a instancias del ex ministro Bustillo. Consultado por el diario El Observador sobre qué peso pueden tener las conclusiones de la investigación administrativa en la investigación penal, se señaló que difícilmente tengan incidencia ya que se trata de dos ámbitos distintos y lo que puede ser falta administrativa no necesariamente será delito.
Pero, todo esto ocurre en un momento doblemente relevante. Primero, como mencionamos al principio porque permite al gobierno sacar el foco de los temas que le están haciendo mella en la opinión pública. Y, segundo, porque coincide con el envío del pedido de venia para que Ache sea nombrada embajadora en Portugal.
¿No es raro que una figura de un partido de oposición sea premiada así, de la nada, con una embajada en Europa? Una figura que, además, debería ser la primera cuestionada por su tarea en torno a la entrega del famoso pasaporte a Marset. Y cuya actuación es en el mejor de los casos poco profesional. Si al Frente Amplio le parece tan ruin todo lo hecho en ese caso, ¿por qué premia a Ache con una codiciada embajada europea? Más que llamativo.