Con el recuento de los votos observados en Lavalleja, termina el proceso electoral departamental y por otros cuatro años y medio se supone que no habrá más elecciones. El ciclo de internas, nacionales y departamentales es largo, sin duda, pero también lo es la etapa que ahora va hasta las siguientes elecciones.
Puede aparecer alguno que quiera hacer una consulta popular, lo que nuevamente agita esto de andar votando y además hay que estar pendientes de la elección de los representantes por cada sector al BPS.
El impacto de la muerte del expresidente José Mujica congeló lo ocurrido en cada departamento y recién ahora, tras conocerse el resultado en Lavalleja (donde por una mínima diferencia gana el Frente Amplio y obtiene su cuatro departamento), llega la hora de evaluar estos resultados y a partir de ellos lograr que cada partido empiece de una buena vez a proyectarse hacia el futuro.
La necesidad de volcar todo el esfuerzo hacia lo departamental frenó en su momento el intento de los partidos (y en especial los blancos) de hacer un balance de lo ocurrido en la elección nacional, para de ese modo diseñar su estrategia a futuro.
Los resultados del domingo anterior muestran una realidad que en apariencia es similar al 2020. El Frente controla los departamentos de mayor población y complejidad social, pierde Salto pero gana Río Negro y por muy pocos votos, se queda con Lavalleja.
El Partido Nacional mantiene su hegemonía en buena parte de los departamentos del país y en Montevideo, aliado a la Coalición, no logró derrotar a un Frente Amplio que sigue desgastándose en su pésima gestión capitalina. Martín Lema sacó por sí solo más votos que Mario Bergara. El problema es que los otros candidatos frentistas sumaron y eso no ocurrió con los coalicionistas.
Los colorados mantuvieron su bastión en Rivera, colaboraron con el triunfo de la Coalición en Salto, lo hubieran hecho en Lavalleja de haber habido Coalición y su contribución fue escasa en Montevideo. Contaban con una candidata con buenas credenciales, sin duda, pero poco conocida. Otra vez cayeron en el pecado de no darle prioridad a Montevideo y definir la candidatura sobre la hora. De haberse preparado mejor, su votación hubiera ayudado si no a ganar, al menos a achicar aún más la distancia con el Frente.
Urge que blancos y colorados se tomen en serio la tarea de consolidar la Coalición. Se sabe que para el Partido Independiente es una herramienta fundamental y que Cabildo Abierto la tiene en cuenta pero con “reparos”.
Los blancos deben dejar de lado sus pruritos de solo armar el acuerdo en los departamentos donde perciben que sus votos no alcanzan. Los hechos demuestran que las realidades pueden cambiar. Creyeron que yendo solos ganaban en Río Negro y en Lavalleja y no fue así.
Hoy el Partido Nacional es el segundo partido del país y además, como demuestran estas elecciones, tiene un gran dominio territorial que le da presencia y poder en el escenario político. Es una presencia territorial que se afirma en las intendencias y alcaldías, pero no tanto en el Parlamento ya que en algunos departamentos, el Frente votó mejor en las elecciones nacionales.
Por otra parte, justamente al ser el segundo partido del país y el mayoritario dentro de la Coalición, al Partido Nacional le corresponde actuar con un profundo sentido de responsabilidad, con clara apertura y generosidad y con un realismo a rajatabla. Que sea el socio más grande no quiere decir que tenga la partida ganada; sin esos socios, nunca llegará lejos.
También el Partido Colorado tiene su cuota de responsabilidad. La necesidad de evitar que su perfil se desdibuje lo lleva a cierta intransigencia que dificulta percibir cómo se acomodará dentro de una Coalición mejor perfilada.
Terminado el ciclo electoral, y más ante este gobierno que se mueve con un ritmo cansino que linda en la inacción, este es un buen momento para que ambos partidos despejen sus cuestiones internas para luego trabajar con calma pero sin tregua en un mejor armado de la Coalición. Saben que cuentan con el Partido Independiente y tienen que ver cómo se termina de ubicar Cabildo Abierto.
Hay un factor que no pueden soslayar y es que más allá de las sensibilidades de algunos dirigentes, en las calles y en los campos hay mucha gente que sí quiere que se consolide la Coalición. La reclaman, la necesitan y si sus líderes no son capaces de consolidarla lo verán como una imperdonable traición.