Es que son fascistas

Como es sabido, el fascismo es un movimiento político de carácter totalitario que fundó, y llevó adelante en Italia, Benito Mussolini después de la primera Guerra Mundial. Y si se quiere también la doctrina de ese partido y similares en otros países. Fascista, por consecuencia, es el partidario del fascismo. Sin embargo, las palabras, o en este caso las denominaciones, van adquiriendo a lo largo del tiempo un significado propio que no se corresponde, necesaria o exclusivamente, con su origen. Por eso ya de tiempo atrás la Real Academia admite como acepción posible de la expresión "fascista" al exceso de autoridad. En los hechos, y a escala universal, hoy por fascismo se entiende sin violencia alguna, al autoritarismo o totalitarismo en general. Sin embargo, el totalitarismo de izquierda, como el comunismo soviético, o el maoísmo, o el castrismo, que bajo esa perspectiva deberían ser considerado fascistas, le escapan al calificativo que en los hechos queda para identificar a los gobiernos de fuerza de Mussolini y de Hitler y también al franquismo en España.

Pero si somos consecuentes con el rigor histórico, conceptual, y lingüístico, la expansión de la connotación de fascista debería comprender y admitir que existe un fascismo de izquierda y son muchos los ejemplos que demuestran que ha tenido plena vigencia en muchos países del universo. No sólo en la Unión Soviética, sino además en Europa del Este, en Asia, África, y en América.

La característica fundamental del fascista -"facho" en el lunfardo político- es el de creerse o presentarse, aunque en su fuero interno sepa que no es así, como el dueño de la verdad absoluta. Y para el fascista de izquierda, maniqueo por definición, su credencial insoslayable es la intolerancia para con "la derecha". Como el fascista no ve o no le interesa o no quiere ver sino a los buenos y a los malos, a dos bloques radicalmente opositores, como rechaza los grises o los matices, como va llevado de las narices por su sentimiento de intolerancia, cuando está en la izquierda , "fachos" son todos los demás. Esta deformación del idioma la llega a aceptar el fascista de derecha, que individualiza a los que piensan diferente como "bolches", "comunachos" y variantes similares.

Pues bien, quien ha puesto los puntos sobre las íes, respondiendo a su designio tradicional de "cantar la justa", ha venido a serlo uno de aquellos a quienes el protocolo de hoy califica como "Presidente de la República con mandato cumplido". Nos referimos al Dr. Jorge Batlle, quien en un reciente reportaje, analizando con destacada objetividad al gobierno en funciones -a quien le atribuye algunos méritos que no se pueden discutir, como el de la prohibición de fumar, como la negativa a votar a Kirchner en la Unasur-, le observa "que es un gobierno autoritario, sentado arriba de una mayoría absoluta en el Parlamento, que detrás de su actitud amable y apacible oculta un fuerte espíritu autoritario como lo vimos (se refiere al Presidente) en el acto público cuando comenzó a imitar al Dr. Larrañaga.

Este gobierno tiene un fondo fascista. Para ellos no hay otra cosa que su verdad, los demás no existen. Y eso se ve hasta en la actitud de los distintos jerarcas del que hacen cualquier cosa y no tiene reparo de que eso violenta la manera de ser natural de los uruguayos". Y a continuación se refiere a la expresión pública de Mujica, cuya ordinariez connatural a su lenguaje -estas son palabras nuestras- es propio de su desprecio a la ciudadanía, y sus ideas no con compatibles con la libertad. "Son la peor oposición a ellos mismos", agregó Batlle, "son casi antropófagos, se matan entre ellos".

Y tiene razón. Vázquez, Mujica, Astori -que lo demostró contra el Fiscal de Corte- la Ministra del Interior, la de Salud Pública, todos tiene un fondo soberbio, autoritario, fascista en una palabra.

Son y han procedido como fascistas, rodeándose de adeptos que han desplazado a los mejores por el pecado de ser blancos o colorados, de no pensar como ellos, como ocurrió con los Ingenieros de OSE, por poner un ejemplo de miles, infiltrando dentro de la Administración a sus acólitos.

Estos son los verdaderos "fachos" que quieren perpetuarse en el poder. Tomemos conciencia de ello, y aprendamos de una vez a no aceptar más falacias, más mentiras, más hipocresías, y a llamar a las cosas y a la gente por su verdadero nombre.

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