Dr. Garibaldi Buroni Brink | Montevideo
@|En la lejana década del 40, la Maestra de clase en la Escuela Pública N° 24 de la ciudad de Mercedes, nos proporcionó un simpático libro que narraba las andanzas de un niño y su perro.
Este entretenido libro tenía un componente científico referido a la hidatidosis, describiendo en un lenguaje muy sencillo lo que es esta enfermedad, cómo se transmite y cuál es la forma de prevenirla.
En esa época, la hidatidosis era muy frecuente en los pobladores de nuestra campaña.
En ese librito se explicaba la forma en que el quiste hidático enferma al ser humano. Cómo el perro se infecta al comer vísceras de ovejas, sobre todo producto de las faenas en las zonas rurales. Posteriormente, el perro contaminado con el parásito elimina los huevos del mismo con las excretas, y de ahí al dueño del perro donde se desarrollará el quiste hidático.
Por esos tiempos era muy frecuente la hidatidosis en nuestra región y al tomar conocimiento de lo que era y cómo se transmitía, se tomaron medidas de higiene que llevaron a disminuir notablemente dicha enfermedad.
En esta lucha contra la hidatidosis fue muy importante el aporte que se hizo a nivel escolar educando a la población a través de “Cachito y Rigoleto”.
En el momento actual son otros los problemas que agobian a la sociedad, y entre ellos sobresale el de las drogadicciones. El mismo lleva a los consumidores a hurtar electrodomésticos de su hogar, a rapiñar, a contraer deudas que no pueden pagar y que tienen trágicas consecuencias. A destruir la familia.
Vivimos una situación muy complicada vinculada a la inseguridad, donde los asesinatos, rapiñas y copamientos son el tema principal de los informativos; donde el consumo de droga está omnipresente. A esto se suma la guerra entre distintas bandas de narcotraficantes en la disputa de territorio.
El Estado se defiende de esta situación de violencia a través de la Policía y de las Fuerzas Armadas, en una sacrificada lucha contra el tráfico y el contrabando de drogas, mediante la represión de los narcotraficantes, la internación forzada en determinadas circunstancias y planes de rehabilitación de adictos. Estos esfuerzos de combate a la droga han fracasado en todo el mundo, y cada vez hay más drogadictos, con los efectos nefastos que conlleva.
Creemos que la drogadicción y el narcotráfico deben considerarse una pandemia, por su difusión a nivel mundial, por la facilidad de propagarse y por la capacidad de daño a sus víctimas. Considerada como una pandemia la drogadicción, debemos actuar sobre la población vulnerable, en este caso son los niños y los adolescentes, para que no ingresen al mundo de la droga. Debemos inspirarnos en lo que fue el éxito de “Cachito y Rigoleto” contra el quiste hidático, mediante la información a la población de riesgo hace sesenta años y abordar en forma decidida la educación como herramienta contra el flagelo de la droga.
Entrar al mundo de la droga tiene varios caminos que deben ser atendidos, pero enseñarle a los niños y adolescentes los daños que provoca la marihuana, la pasta base y otras sustancias afines, que lo llevarán al fracaso en el estudio o en el trabajo o a la destrucción del vínculo familiar, es un recurso que debe ser considerado en forma urgente.