Embajada de Türkiye | Montevideo
@|En una medida que llamó la atención, el Parlamento uruguayo aprobó en mayo del año pasado una ley controvertida. Lo llamativo no fue solo el contenido de la norma, sino también la rapidez con la que fue promulgada. Desde su presentación hasta su aprobación por parte del Presidente en ejercicio, ¡el proceso legislativo duró menos de tres semanas!
La ley en cuestión buscó reconocer y conmemorar formalmente un conflicto histórico ocurrido hace más de un siglo y a más de 13.000 kilómetros de Montevideo. En concreto, abordó los sucesos de 1915 en el Imperio Otomano, un tema que continúa siendo sumamente delicado y divisivo.
La legislación no solo definió oficialmente los hechos, sino que también estableció un mandato anual para que los medios de radiodifusión uruguayos emitan programación dedicada a abordar el tema desde una perspectiva unilateral. Si bien estas medidas se presentan como educativas, inevitablemente han despertado inevitablemente preocupación por influencias políticas y por la interpretación de la historia.
Los acontecimientos de 1915 siguen generando debate a nivel mundial. El Imperio Otomano era una sociedad multiétnica y multi religiosa, similar a otros imperios de su tiempo. Durante su proceso de desintegración, turcos, armenios y otras nacionalidades del Imperio sufrieron enormemente. No debe olvidarse que, según los registros históricos, cerca de cinco millones de turcos y otros musulmanes fueron masacrados durante ese período calamitoso.
Si bien Türkiye no niega las dificultades que enfrentaron muchos armenios otomanos durante ese período, rechaza que se explote ese sufrimiento estableciendo jerarquías selectivas del dolor, como si algunas vidas valieran menos que otras. Los estudiosos de la historia otomana también sostienen que cualquier interpretación debe considerar el contexto más amplio de la Primera Guerra Mundial y los marcos jurídicos que definen el término genocidio. Lamentablemente, Uruguay se posiciona entre los países que han adoptado una postura formal sobre este capítulo complejo y doloroso de la historia.
Normas jurídicas: el genocidio requiere pruebas y fallo judicial. Como se mencionó anteriormente, Türkiye nunca ha negado el sufrimiento de los armenios otomanos, pero rechaza la calificación de esos hechos como “genocidio”. El genocidio es, ante todo, un concepto jurídico. Según la Convención de las Naciones Unidas de 1948 para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, solo los tribunales competentes pueden determinar si un hecho puede considerarse genocidio o no.
Dicha convención exige como requisitos fundamentales la existencia de pruebas concretas, la intención de destruir (dolus specialis) y una sentencia de un tribunal competente para calificar un acto como genocidio. A diferencia de los genocidios ocurridos en la Alemania nazi, Camboya, Ruanda y Srebrenica, los hechos que rodearon la caída del Imperio Otomano no cumplen con estos estándares jurídicos. A más de cien años de los acontecimientos, no se ha encontrado ningún documento ni evidencia que implique que el gobierno otomano tuvo una “intención especial de destruir” a sus súbditos armenios (salvo documentos falsificados que han sido desacreditados repetidamente, aunque siguen usándose con fines propagandísticos).
Por otro lado, en su emblemática decisión “Perinçek” de 2015, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) determinó que los hechos de 1915 son un tema de legítimo debate de interés público, y estableció una distinción entre el Holocausto, reconocido claramente por un tribunal internacional, y la ausencia de dicho reconocimiento respecto a los hechos de 1915.
Un camino hacia la paz: Türkiye está dispuesta, preparada y segura para dialogar sobre el pasado. Sus extensos archivos otomanos, una de las fuentes primarias de la época, están abiertos y accesibles a la investigación académica. En 2005, Türkiye propuso a Armenia la creación de una comisión histórica conjunta (integrada por expertos de Türkiye, Armenia y otros países) con el objetivo de alcanzar una narrativa compartida basada en una memoria justa y objetiva. Aunque Armenia nunca respondió, esa propuesta sigue vigente.
La postura de Türkiye respecto a los acontecimientos de 1915 siempre ha sido sincera, reconociendo y empatizando con el dolor compartido y el sufrimiento humano causado por la Primera Guerra Mundial a todos los ciudadanos otomanos, sin distinción de origen étnico o religioso. Respetamos y conmemoramos a los armenios que perdieron la vida, y extendemos nuestras condolencias a sus descendientes. El presidente Recep Tayyip Erdoðan envía cada año desde 2014 una carta de condolencias al Patriarcado Armenio de Türkiye el 24 de abril.
Actualmente, está en marcha un proceso de normalización entre Türkiye y Armenia. Esperamos que este proceso permita a ambos países abordar ese controvertido período de su historia común de forma objetiva, serena y libre de prejuicios. La comunidad internacional desempeña un papel fundamental para fomentar un diálogo constructivo entre ambas naciones. También es importante apoyar a las voces dentro de la diáspora armenia que abogan por la reconciliación, ya que su participación es esencial para promover el entendimiento mutuo y la paz.
Türkiye hace un llamado a abordar las controversias históricas en torno a los hechos de 1915 con respeto y basado en la investigación académica. El acceso libre a los archivos históricos y el fomento de estudios científicos son pasos fundamentales para alcanzar una comprensión equilibrada y fundamentada de este capítulo complejo y doloroso de la historia. Fomentando la empatía y el diálogo, ambas partes pueden avanzar hacia la sanación y la reconciliación, construyendo un futuro basado en el respeto mutuo y la paz. La politización de la historia no contribuye a la búsqueda académica de la verdad y entorpece los esfuerzos de normalización. El único camino válido para descubrir la verdad es mediante una memoria y una narrativa compartidas, justas y objetivas.