ACUPI | Montevideo
@|Dicen que se va…
Se va el mejor Presidente que hemos tenido en los últimos años. Se va un Presidente con mayúsculas. Se va un hombre joven con la experiencia de un veterano que lleva la política y la vocación de servicio en el alma. Se va y ya no lo tendremos inaugurando obras, contestando inteligentemente a la prensa o esquivando balas perdidas de la oposición.
Injusto pero real, crudo pero inevitable. La banda presidencial será traspasada a quien el pueblo eligió en un claro y contundente acto de inconsciencia y mal agradecimiento del cual no podemos de ninguna manera culpar a la democracia sino a la demagogia.
Recordaremos por siempre aquí y en el mundo a quien manejó la pandemia con sabiduría y templanza. Recordaremos a quien ha quedado grabado en nuestras retinas remangándose para ayudar, para estar y concretar soluciones.
En los pueblos del interior quedará el agradecimiento por haber cumplido con las promesas preelectorales aunque el paraje no llegue a pueblo y los habitantes no lleguen a ser lo suficientemente importantes para dedicarles tanto dinero. La vida cambia, sabemos que la política afecta todo, social, familiar e íntimamente. Luis Lacalle Pou ya no será el mismo desde esta experiencia en el gobierno de nuestro Uruguay.
Ganó el Frente Amplio. Ya no importa por qué o para qué. La cuestión es tener conciencia de lo que hemos tenido y lo que hemos perdido. Se va y aunque me duele mucho, por mi patria y por mi gente, aplaudo de pie su partida, su impronta y su mandato.
Ser Presidente no es nada fácil, cuidar a todos los que rodean al poder para que nadie se salga de la legalidad y la ética es un trabajo agotador además de imposible. Decidir, confrontar, cortar y seguir, es de valientes y lamentablemente de pocos.
Ministros y colaboradores como Mieres, Salinas, Arbeleche, García, Silva, Lema y otros tantos han contribuido con entereza y sabiduría en pos de un mejor país.
Los políticos siempre piensan a futuro, un futuro que les restará o sumará votantes. La reforma del BPS no sumó votos, restó y mucho, pero nos dejó (a algunos) la esperanza y el orgullo de saber que no todo está perdido; hubo un gobernante que pensó antes en el bienestar de su gente que en su permanencia en el poder.
5 años pasarán, 5 años en los que deseo fervientemente que el país crezca y prospere, pero nada impedirá que comparemos, analicemos y volvamos a votar por un país mejor, donde el respeto, la humildad, el carisma y la inteligencia, se vuelvan a juntar en una sola persona.
¡Salud Presidente!