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¿Solución definitiva?

El Ciudadano | Montevideo
@|¿De verdad aprendieron algo?

El ministro Edgardo Ortuño salió a presentar lo que él llama “la solución definitiva” para asegurar el agua potable del Área Metropolitana. Un título rimbombante, sí, pero que al rascar un poco demuestra lo de siempre: mucho discurso, poca innovación.

Porque aunque quieran vestirlo de nuevo, el plan vuelve a apostar a las mismas cuencas de siempre: el río Santa Lucía y el arroyo Solís Chico. Justamente las fuentes que en 2023 colapsaron y nos dejaron 73 días tomando agua salada y con gusto a cloro, mientras el gobierno negaba la crisis y la gente llenaba bidones como en un país en guerra.

Mismo río, mismos errores.

Ahora anuncian la represa de Casupá y una planta potabilizadora como si fueran el Santo Grial. Pero todas esas obras siguen dependiendo del mismo sistema hídrico. Si vuelve una sequía como la que sufrimos y sabemos que va a volver, porque así funciona el clima en Uruguay, la historia puede repetirse con un nuevo nombre.

Y eso no es opinión. Es simple lógica: si ponés todos los huevos en la misma canasta, tarde o temprano se te caen. Pero parece que algunos ministerios están más preocupados por aplaudir titulares que por entender lo que pasó. Y lo que no hicieron.

¿Qué pasa si vuelve la seca?

Esa es la pregunta que nadie en el gobierno responde con claridad. Las nuevas obras no vienen acompañadas de estudios públicos que expliquen cuánto resisten, ni de análisis de escenarios climáticos reales. Lo que hay es una mezcla de buenas intenciones y cálculos optimistas... como si la naturaleza respondiera a PowerPoints.

Y mientras tanto, seguimos con un modelo hídrico poco diversificado, centralizado y débil frente a lo que se viene, años cada vez más secos, eventos extremos y presión sobre los recursos naturales.

Lo que no se dice (pero debería hacerse).

1- Diversificar fuentes ya, pozos subterráneos, nuevas cuencas, plantas desalinizadoras para respaldo costero. No es lujo, es urgencia.

2- Estudios serios, no promesas vacías, ¿cuántos días de agua garantiza Casupá? ¿Qué margen tenemos ante una sequía del doble de duración? ¿Y si no llueve como esperamos?

3- Tecnología al servicio del agua, monitoreo en tiempo real, control de pérdidas, automatización inteligente.

4- Menos política, más técnica, los que toman decisiones no pueden seguir improvisando con lo que bebemos.

Una vez más, la incompetencia cuesta caro.

La gestión del agua ha sido, y sigue siendo, un desfile de improvisaciones. Y cuando la incompetencia se sienta en un ministerio, las consecuencias las pagamos todos. No alcanza con prometer que “esta vez sí” va a funcionar. Hay que cambiar el enfoque, también a quienes vienen errando una y otra vez con decisiones mal pensadas.

Uruguay necesita agua segura pero para eso también necesita gobernantes seguros, preparados y valientes, no burócratas que reaccionan tarde o se conforman con soluciones a medias.

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