Un ciudadano sin ilusiones | Montevideo
@|Lamentablemente, tengo claro que una carta mía no va a cambiar la realidad de nuestra política actual. Pero finalmente, la existencia de este medio que da la palabra a los ciudadanos permite expresarnos ante los tristes e inconsistentes desempeños del gobierno y sus personajes. Hoy quiero comentar el deplorable desempeño del Canciller con tres ejemplos.
Quizás el primer ejemplo es el más grave. Poco después de asumir su cargo el Canciller, Mario Lubetkin, declaró que estábamos lejísimos de ingresar al Transpacífico. Y paralizó toda tratativa en ese sentido. Uno imagina que si esto lo declara el jefe de la diplomacia, en cuyas manos está en negociar lo que es mejor para los habitantes del país, esta rendición al comienzo de una batalla merecería que el Presidente de la República promoviese su inmediata renuncia. En cambio Lubetkin insiste con un convenio Mercosur-Comunidad Europea que ya cuenta con él, por ahora, inamovible veto de Francia. Un Mercosur que nos prohibía (a nosotros los “rebeldes” y a la vez sumisos uruguayos) abrir rutas comerciales que nos sacaran del cepo que el Mercosur ha sido para nosotros.
En el manido tema de los pasaportes, sus declaraciones sucesivas sobre este tema mostraron su coherencia política: en la página de la Presidencia de julio de 2025, se señalaba: “El Canciller Lubetkin aseguró que ningún país rechaza nuevos pasaportes uruguayos”. Poco después, tras una participación del gobierno de Japón, se declaraba: “se ha decidido que a partir del próximo 1° de agosto se volverá a utilizar la versión del pasaporte previa a los cambios introducidos el 16 de abril, en el entendido de que es internacionalmente válida y reconocida.” Comento que hasta que renueve mi pasaporte quizás no sabré si esa vuelta a los pasaportes previos deja sin señalar la ciudadanía legal, lo que sigue perjudicando a los ciudadanos legales. Confío en que los diseñadores de pasaportes hayan sido capaces de incluir los dos ítems (lugar de nacimiento y el estatus de ciudadano).
Y para no alargar la lista de las incompetencias de Lubetkin (como haber transformado en una medida del gobierno un planteo de un miembro del CDC de la UDELAR respecto sobre el convenio ANII-Universidad Hebrea), señalo la noticia de hoy (14/11), sobre la intensa urgencia de Lubetkin respecto a la instalación del busto a Ho Chi Minh. Quizá yo desconozca si ésta es una condición impuesta por Vietnam para establecer un convenio comercial con Uruguay. Aunque no nos vendría mal volver a tener los intercambios comerciales y culturales intensos que supimos tener con el Reino Unido, y reponer el busto a Shakespeare robado hace décadas del Parque Batlle y del que subsiste una oblicua lápida frente a la residencia del Embajador británico.