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Sin escuelas

@|En primer lugar, quiero dejar expresa constancia que rechazo y hasta podría decir que repudio todo tipo de agresión entre personas, elevando ese rechazo cuando la misma es realizada por una madre (persona que debería ser ejemplo para su hijo/a) a una maestra y lo que agrava el hecho, dentro de la propia escuela. 

Pero, y aquí viene el cuestionamiento a las medidas de rechazo que ha adoptado el sindicado magisterial, la detención automática de actividades como forma de protesta contra la barbarie, genera una situación altamente grave para con los niños y sus padres. 

Hay familias enteras, que uno de los padres debe dejar de trabajar ese día, para poder cuidar a sus hijos. Esta situación hace que se castigue a quienes nada tienen que ver con las actitudes delictivas de una persona aislada y por el contrario, hacen caer sobre esa familia duras consecuencias que en nada contribuyen para dar una solución real al origen del conflicto.
Hasta que no se comprenda que hay un par de generaciones (por lo menos), que se han criado en el odio y que su única forma de reacción es la “reacción salvaje” ante cualquier cosa que se les ocurre no les satisface a sus ambiciones, tendremos por delante una reiteración de paros y más paros que lo único que lograrán al final del camino, es engrosar las filas de los personajes cargados de odios. 

Pensemos pues, cuáles serían las medias que conlleven a ir limando el odio y resentimiento en ese sector de la sociedad.

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