Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Ministro Negro, mientras usted cambia ruedas, el país se cae a pedazos.
Ministro Negro, no me lo tome a mal, pero se lo digo al oído con toda claridad: usted no está a la altura de la urgencia nacional.
Usted dice que está “cambiando las ruedas con el auto en movimiento”. Pero la inseguridad no avisa, no da tiempo, y mucho menos espera que usted termine de ajustar el gato hidráulico.
La gente no entiende de diagnósticos. Entiende de asaltos, de bocas de droga en la esquina, de violencia en los liceos, de barrios enteros entregados al crimen. Y mientras tanto, usted administra la espera.
No lo culpo por todo, Ministro. Pero sí le marco lo obvio: usted no está haciendo lo necesario. Y lo necesario es actuar ya, con fuerza, con decisiones claras, y con voluntad política real. Lo que sigue es lo mínimo que cualquier ciudadano sensato espera ver hoy:
- Presencia territorial sostenida.
La policía debe volver a ser autoridad. Operativos constantes, visibles, efectivos. Lo bueno: recupera el control. Lo difícil: implica enfrentar estructuras internas cómodas y una opinión pública dividida.
- Purga institucional.
Hay mandos policiales que están hace décadas sin resultados. ¿Hasta cuándo se protege la mediocridad? Relevar, rotar, promover al que trabaja. Es arriesgado, sí. Pero más peligroso es dejar al zorro dentro del gallinero.
- Inteligencia criminal real.
¿Dónde está el seguimiento digital, el cruce de datos, las unidades especializadas? Invertir en esto es más barato que seguir enterrando víctimas. Lo complejo: exige coordinación interinstitucional y voluntad de romper inercias.
- Fin del “beneficio automático” al reincidente.
La ley no puede seguir premiando al que roba por quinta vez. El delincuente profesional se burla del sistema. ¿Lo positivo? Se protege al ciudadano honesto. ¿Lo polémico? Habrá que desafiar a sectores que viven del garantismo extremo.
- Prevención social firme y eficaz.
Esto no es solo represión. Hay que recuperar jóvenes antes de que el crimen los atrape. Empleo, educación, deporte. Suena bien, sí. Pero es caro, lento y difícil de medir… aunque imprescindible.
Ministro, no me diga que está haciendo “lo posible”. Porque lo posible no alcanza. Haga lo urgente. Haga lo valiente. Y si no puede, tenga la honestidad de dejar el lugar a quien sí se anime.
No se lo digo con odio. Se lo digo con bronca cívica. Con el derecho que da ver a un país que se le va de las manos, mientras usted aprieta tuercas y duda si girar el volante.
Recuerde: la rueda puede estar nueva…
Pero si no hay dirección, el choque es inevitable.