Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@| El documento del Ministerio de Salud Pública de Uruguay titulado “Ejes de trabajo en salud sexual y reproductiva 2025-2030” presenta un enfoque para abordar los derechos sexuales y reproductivos en el país. Este enfoque se basa en el ciclo de vida de las personas, con especial atención a las mujeres y la primera infancia, incorporando perspectivas de género y generacionales, y considerando la vulnerabilidad sociosanitaria.
Desde mí perspectiva señalo las siguientes observaciones respecto a este documento:
1. Enfoque en la justicia reproductiva: El documento destaca la necesidad de abordar las desigualdades en salud reproductiva, especialmente entre los sectores público y privado, y considera factores como la pobreza que impactan en la salud materno-infantil. Este enfoque enfatiza excesivamente las desigualdades estructurales y las identidades grupales, lo que conduce a una victimización de ciertos colectivos y a políticas que prioricen a grupos específicos en lugar de centrarse en soluciones universales.
2. Perspectiva de género y generaciones: La incorporación de una perspectiva de género y generacional en las políticas de salud es una adopción de la “ideología de género”. Este término es utilizado para describir enfoques que consideran construcciones sociales en temas de sexo y género, y que desestiman aspectos biológicos fundamentales o imponen ciertas visiones ideológicas en las políticas públicas.
3. Acceso universal y enfoque en poblaciones vulnerables: Si bien el documento busca garantizar el acceso a la salud integral para todas las mujeres, incluyendo a aquellas en situaciones de vulnerabilidad (como personas privadas de libertad o en situación de calle), se cuestiona si estas políticas realmente empoderan a las personas o si, por el contrario, las encasillan en categorías de vulnerabilidad perpetuando una visión asistencialista.
4. Interrupción voluntaria del embarazo (IVE): El documento menciona la reducción de la mortalidad materna tras la implementación de la ley de IVE. La promoción de la IVE refleja una agenda que desvaloriza la vida prenatal y que esta influenciada por una visión relativista de los derechos humanos, donde la autonomía individual se coloca por encima de otras consideraciones éticas o morales.
Este documento del Ministerio de Salud Pública sigue una línea de pensamiento que prioriza las diferencias entre grupos y pone mucho énfasis en temas de género e identidad. La crítica a esto es que, en lugar de buscar soluciones universales para mejorar la salud de todos, se enfoca en ciertos colectivos de forma especial, lo que termina dividiendo más a la sociedad en vez de unirla. También se cuestiona si algunas de estas políticas realmente ayudan a las personas a salir adelante o si solo las mantienen en una posición de dependencia del Estado. En definitiva, más que ideologías o etiquetas, lo importante debería ser garantizar una salud accesible y eficiente para todos sin caer en visiones que imponen una forma particular de ver y dividir al mundo.