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Aborto eugenésico

M. Lourdes González/ Médica Ginecóloga (R) | Montevideo
@|En los últimos días hemos asistido con sorpresa que las futuras autoridades del Ministerio de Salud Pública tienen “ejes de prioridad” que no han sido presentados en la campaña electoral.

Me refiero a “revisar” la Ley 18. 987 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, Ley de Aborto sin eufemismos. Eso no significa otra cosa que modificar la mencionada ley aprobada en el 2012, la cual despenaliza el aborto voluntario si este se realiza antes de las 12 semanas (3 meses) de gestación, bajo una serie de condiciones: dentro del sistema de salud, una serie de estudios, consultas con equipo interdisciplinario, tiempo de reflexión, control post aborto.

En situaciones excepcionales, como que el embarazo sea fruto de una violación, la madre o el feto corran riesgo de muerte, las 12 semanas se pueden ampliar bajo el amparo de la ley.

Entonces, cabe preguntar ¿con qué argumentos pretenden “revisar” una ley que tiene 12 años de implementación, con un número de abortos por año cada vez mayor, y que sus propios promotores califican de “avanzada”?

Veamos, como por arte de magia, electo el nuevo gobierno surgieron voces “académicas” y de colectivos feministas reclamando: favorecer la accesibilidad al aborto sobre todo en el Interior del país, como si no supieran la falta de atención médica en determinadas localidades; eliminar las consultas con el equipo multidisciplinario a sabiendas que es el núcleo central de la ley, en donde se brinda contención y apoyo para continuar con la gestación; restringir la objeción de conciencia del médico ginecólogo, derecho humano fundamental que ya tuvo que ser amparado por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA) inmediatamente después de reglamentada la ley.

Y por encima de todo pretenden ampliar los plazos (semanas de gestación) en las que se pueda poner fin al embarazo.

Ya no serán las 12 semanas (3 meses) de gestación, defendidas con vehemencia por los promotores con el argumento de falta de actividad cerebral del feto, serán las 20 semanas (5 meses) de embarazo el límite para acceder al aborto inducido.

A las 20 semanas la niña y el niño en gestación está en la mitad del embarazo, la madre ya percibe sus movimientos, está a unas pocas semanas de lograr la viabilidad fuera del útero materno, es decir, será un prematuro severo, pero con chances de sobrevivir.

Por lo tanto, parece descabellado que se pretenda legalizar un aborto en un embarazo tan avanzado, deben existir fuertes argumentos que sostengan dicha propuesta.

El motivo principal, así como ha sido expresado por sus promotores, no es otro que habilitar el aborto por anomalías fetales, muchas de ellas difícilmente diagnosticables antes de las 12 semanas.

Como es el caso de la Trisomía 21 conocida como Síndrome de Down, en donde hay estudios que arrojan sospecha pero los confirmatorios, en general, se realizan más allá de las 12 semanas. De allí el apuro por ampliar los plazos, para poder acceder al aborto de un ser humano que consideran que no merece vivir.

Pongámosle nombre, abortar por condiciones discapacitantes se conoce como eugenesia, ni más ni menos. No lo disfracen de compasión para que el niño no sufra. Son los padres muchas veces influenciados por el equipo de salud y la sociedad quienes deciden poner fin a la vida de su hija/o

Facilitar el aborto por anomalías fetales es rechazo, estigma y discriminación, bien alejado del discurso de aceptación e inclusión de la diversidad que tanto promueven.

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