¿Renuncia F. Huidobro?

Javier García

El lunes el Senado y el miércoles la Cámara de Diputados aprobarán con votos del oficialismo lo mismo que no pudo aprobar por una disidencia en mayo pasado. Ahora la unanimidad de los votos frentistas aprobará llevarse por delante la voluntad popular y dejar sin efecto la ley de Caducidad y además eliminar los plazos de prescripción de los delitos cometidos en la dictadura referidos a violaciones de derechos humanos. Interpretaciones jurídicas aparte la sustancia de lo que se aprobará es lo mismo que se quiso hacer cinco mese atrás y no pudieron concretar. Ahora se han alineado todos los legisladores del FA, el mero añejamiento de la propuesta sazonó las disidencias.

Se suma, como dijimos, la declaración de imprescriptibilidad mencionada modificando sobre la hora los plazos que vencen el próximo 1º de noviembre. Analizaron, también, la idea de una declaración de la Asamblea General para presionar a la Justicia indicándole bajo qué figuras penales debía juzgar los delitos. Justifica el oficialismo que todo es para alinear al país con los organismos internacionales que le dicen a Uruguay lo que no se animan a decirle a Brasil, que no metió a un solo militar preso. La Suprema Corte de Justicia analizará cuando se interpongan recursos la norma que se aprobará y seguramente la declare inconstitucional, pero desde ya hay algo que no es materia de análisis jurídico sino simplemente ético-político y es no pisotear los pronunciamientos populares, y eso lo condena el pueblo y no los órganos de Justicia. El presidente de la República para ganar votos dijo en reiteración real y durante la campaña electoral que los pronunciamientos populares "se acatan y punto", pero ahora, al igual que en mayo, se encuentra en la disyuntiva de honrar su palabra o hacer como Pilatos, o mejor dicho intentar hacer como él. La promulgación de la norma la deberá hacer él inmediatamente para que cumpla ese efecto; de no hacerlo antes del 1º no surtirá efecto pero además si está tan preocupado ahora co-mo en mayo de que no se vio- le la voluntad popular, debería vetarla.

El doble juego de decir una cosa y hacer otra tiene un límite muy obvio. Pero además seguramente pierda un ministro porque no podemos creer que F. Huidobro, ministro de Defensa, que renunció al Senado en la misma sesión de mayo pasado por el voto del FA a la eliminación de la ley, continúe en su cargo y no renuncie al gabinete inmediatamente si esta ley se aprueba. Dijo entonces: "de lo que aquí se trata es de acatar el mandato popular".

Esta postura del ex senador y actual ministro, así como el intento de frenar a su bancada que hizo Mujica en aquel momento, son prueba elocuente de que lo que está en juego no es ni el acatamiento a los dóciles organismos internacionales ni por supuesto un tema de derechos humanos, sino simplemente el respeto a la voluntad popular. Y agrego algo tan importante como eso y es que en un Estado de Derecho las garantías individuales deben respetarse como una religión, incluso para los sátrapas que violaron la Constitución y luego los derechos humanos, porque eso es, entre otras cosas, lo que nos diferencia de ellos.

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