Corría el mes de diciembre y un comerciante vecino, reconocido por la calidad de los productos alimenticios que importa directamente de Italia, todavía no sabía si recibiría su importación anual de panettones (para la cual hay lista de reserva) antes de Navidad. Esta es la imagen de la desesperante realidad que han vivido la mayoría de las empresas que dependen de productos importados, durante el último año. Mercadería sin salir del puerto de origen por falta de disponibilidad de carga, aumentos repentinos en costos de flete, demoras en arribos por atrasos en escalas previas a Montevideo, o contenedores que directamente quedaban varados en el Puerto de Santos o Buenos Aires porque las navieras decidían omitir su escala en Montevideo. Cualquiera que haya trabajado en comercio exterior vivió, más de una vez, alguna de estas situaciones. Sin embargo, ya desde finales de 2023 y a lo largo de todo 2024 se transformaron en una nueva normalidad. ¿Cómo pudo suceder esto? La realidad es que no existe una sola explicación, sino que es la combinación de factores extrarregionales, regionales, y locales.
Por el Canal de Suez transita aproximadamente un tercio del comercio mundial de contenedores y para cruzar es indispensable atravesar el Mar Rojo. Durante la primera mitad de 2024 milicias hutíes, de Yemen, comenzaron a atacar a los buques que utilizaban dicha ruta comercial, básicamente todo el comercio marítimo entre Asia y Europa, obligando a las navieras a retomar la antigua ruta portuguesa, circunnavegando el continente africano. Esto generó una disrupción en tiempos y costos del comercio marítimo entre Asia y Europa, afectando tarifas y disponibilidad de carga para todo aquello que tuviera como origen ambos continentes, afectando, por lo tanto, también, a importadores uruguayos.
De este lado del Atlántico (o del Pacífico) El Niño siguió haciendo de las suyas, ya que durante estos últimos dos años Panamá vivió una de sus principales sequías, que terminó afectando la navegabilidad de su canal. El principal usuario del Canal de Panamá es EE.UU. Esta situación de sequía y disrupción en el tránsito afectó el tránsito de contenedores en los puertos estadounidenses, por lo que también toda carga que tenía dicho origen se vio afectada en costos y plazo.
Los grandes buques que llegan al Puerto de Montevideo, ya sea de Asia, Europa o EE.UU., realizan, previo a su arribo a nuestras costas, una serie de escalas en puertos brasileños. Una vez terminan su servicio en Montevideo, van a Buenos Aires y luego repiten el itinerario a la inversa. Desde 2023 los puertos brasileños están atravesando una situación de congestionamiento crítica. Esta situación de congestionamiento hace que escalas que deberían llevar uno o dos días lleven, a veces, cinco, seis o más, haciendo que el arribo a Montevideo se demore hasta una quincena. Si esto no fuera suficiente, las navieras usualmente deciden compensar su atraso omitiendo una escala. ¿Cómo funciona esto en términos prácticos? El importador recibe un correo electrónico que dice que su mercadería va a ser descargada en un puerto brasileño, porque la escala en Montevideo fue omitida, y que será enviado en el próximo tránsito disponible. Esto es algo que siempre se dio, pero como excepción. Lo que sucedió en 2024 es que aumentó la omisión de escalas.
En el último año la operativa en el Puerto de Montevideo ha sido también motivo de preocupación de distintos actores involucrados, inclusive el Centro de Armadores Fluviales y Marítimos de Paraguay. La conflictividad laboral y recurrencia de paros han sido también utilizadas como argumento para justificar algunas omisiones de escala. Incluso a comienzos de año, la Intergremial de Transporte Profesional de Carga Terrestre del Uruguay (ITPC) emitió un duro comunicado quejándose de demoras en el puerto.
El año que comienza lo hace lleno de incertidumbres. El contexto internacional actual es extremadamente complejo, con, además, un Donald Trump prometiendo disrupciones al comercio internacional. Mientras tanto, en nuestro país, tendremos un cambio de gobierno, lo que siempre es un factor adicional de incertidumbre. La economía estadounidense sigue en crecimiento, por lo que el consumo de la amplia mayoría de productos importados de China no debería decrecer significativamente. Es más, la amenaza de escalada de una guerra comercial podría disparar una demanda anticipada de importaciones.
Si bien por suerte ya llegaron los panettones, en este contexto de incertidumbre le recomendaría a mi vecino que este año los encargue a Italia con mayor anticipación que de costumbre, y lo mismo le diría a cualquier importador.
* Docente de Comercio Exterior y Negocios Internacionales, Universidad ORT Uruguay