ALVARO CASAL
El Partido Nacional ha recibido un emotivo espaldarazo. En el acto del sábado pasado, la ciudadanía desbordó la capacidad del local donde se celebraba el 170º aniversario de esta colectividad política. Ello fue elocuente al respecto.
Principal fuerza de oposición desde que el "progresismo" asumió como gobierno el 1º de marzo de 2005, los blancos reciben lo que merecen, pues habiendo rechazado integrar el gobierno en la forma en que se les proponía, desde los cargos electivos que les correspondieron, han estado realizando una gestión seria, firme, consciente de lo que el país necesita.
El frenteamplismo llegó al poder con mil promesas. Estas promesas que hoy yacen incumplidas y quienes creyeron en las expectativas creadas, empiezan a vocear su desengaño. No se trata de un solo sector de la población. Son todos. Funcionarios, docentes y jubilados forman una parte apenas, de esa legión que se siente no atendida debidamente por quienes los trataron de atraer con un discurso novelero. Un discurso que además quiso dañar la imagen de los partidos tradicionales y hacer creer que el país, como por arte de magia, nacía nuevamente.
Las realidades son otras y ellas quedaron expuestas en la celebración mencionada.
El ex presidente Dr. Luis Alberto Lacalle fue vivado prolongadamente. Luego, en su discurso reivindicó que el Partido Nacional fue abanderado de los beneficios sociales desde la presidencia del fundador del partido, Manuel Oribe. Presidente que abolió la esclavitud, impulsó la libertad de enseñanza y aprobó las primeras leyes jubilatorias. Como dijo Lacalle: "Somos opción, camino, vía, puerta, entrada y ruta para todos los compatriotas que quieran un camino digno".
El senador Francisco Gallinal, ya en el comienzo de su exposición dijo algo muy acertado: que los blancos defienden "en primer lugar a los que piensan diferente". Contrapuso esto a "los que creen que Uruguay empezó hoy". Y algo muy importante en estos momentos: Gallinal indicó que "desde la oposición" el Partido Nacional es la "garantía del respeto a la constitución y a las leyes".
Cerró la parte oratoria el Presidente del Directorio del Partido Nacional, senador Dr. Jorge Larrañaga, quien al inicio de su discurso expresó: "Somos un milagro de la historia. No tenemos que explicar las contradicciones ni explicar por qué, no cumplimos las promesas que hicimos en la campaña".
Destacó la falta de rumbos y las contradicciones del gobierno actual donde "se confunden ideologías con intereses", agregando: "Frente a la realidad que vivimos hoy, les decimos: miren al Partido Nacional que conoce el rumbo para desarrollar el Uruguay".
Larrañaga enfatizó algo muy importante: que el Frente Amplio desde el gobierno lleva adelante un discurso "maniqueo" que "divide" a la sociedad entre "buenos y malos, opositores y oficialistas, empresarios y trabajadores". Entretanto, el Partido Nacional "nunca apeló a la fractura" y se constituyó como "alternativa" luego de afrontar varios "reveses".
Para cerrar advirtió: "A los pronosticadores de siempre que: quedan menos de tres años para que el Partido Nacional vuelva a ser gobierno".
A la luz del gran acto del sábado y el entusiasmo de los presentes, no se puede menos que reconocer que tiene razón.