Luego de una pausa necesaria para los lectores y para mí, vuelvo. Lo bravo del regreso es comprobar que todo sigue como estaba o un poco peor. Sí, ya se imaginarán a lo que me refiero, a Montevideo claro está.
A los manidos temas de la limpieza y el abandono de la ciudad, se ha sumado ahora la polémica del estado de las playas de la capital. Desde la Intendencia se afirma y reafirma que las playas están en condiciones sanitarias para baños, mientras que la oposición afirma que no es así. Hay un dato objetivo, el emisario subacuático de las aguas servidas que desemboca en Punta Carretas, hace más de veinte años que tiene fugas a un kilómetro y medio de la costa. Solo alcanza recordar lo que sucedió en octubre de 2024 cuando unos 85 deportistas argentinos, uruguayos y chilenos, que participaron en una competencia de natación a la altura de La Estacada, resultaron intoxicados debido a que nadaron en aguas servidas. El lector es libre de elegir si le cree a la Intendencia o a quienes vienen denunciando la situación hace meses.
De la basura ni hablemos. Solo permítanme contarles algo que viví este miércoles estando en Maldonado. Conocí a un matrimonio brasileño que, con sus dos hijos pequeños, desembarcaron por primera vez en Uruguay hace diez días para pasar sus vacaciones. La conversación se dio porque compartimos el mismo apellido, aunque ningún parentesco. La primera escala de su viaje fue Montevideo, donde -según comentaron- se hospedaron en un hotel en el Centro. Hicieron los típicos tours para turistas: Ciudad Vieja, Mercado del Puerto, Palacio Legislativo, Estadio Centenario, etc. Y a mi pregunta de qué les había parecido la ciudad me contestaron: “nos impresionó lo sucia que está y el abandono de tantos edificios de muy buena arquitectura” (sic). Afortunadamente, luego viajaron a Maldonado, y recorrieron Piriápolis y Punta del Este. Aseguraron que “volverán el año próximo”, porque “las playas, el cuidado del lugar y la gente, son increíbles” (sic).
Nada novedoso en lo antedicho. Afortunadamente hay lugares como Colonia, Maldonado y Rocha, por nombrar tres departamentos con costa y playas que invitan a los turistas extranjeros a volver.
Lo bueno es que el 11 de mayo se celebran elecciones departamentales y municipales. La oposición presentará tres candidatos: al nacionalista Martín Lema, la colorada Virginia Cáceres, y el cabildante Roque García. Todos comparecerán bajo el lema Coalición Republicana.
Por el Frente Amplio se postularán el seregnista Mario Bergara, la comunista Verónica Piñeiro y el arquitecto Salvador Schelotto, de la Vertiente Artiguista.
Al cierre de esta columna, escuché al economista Mario Bergara decir que su propuesta dará prioridad al tema de la basura y del tránsito. Transcurrieron tres décadas y media de gobiernos municipales del Frente Amplio, y recién ahora se dieron cuenta que no han resuelto la limpieza de la ciudad y que circular por ella es un enorme problema.
En estos 35 años que el Frente Amplio lleva mal administrando la capi- tal del país, nacieron dos generacio- nes enteras. Estos hombres y mujeres que en mayo votarán, no conocen lo que es una ciudad limpia, cuidada y bien gestionada. ¿No habrá que convencerlos que una Montevideo mejor es posible?