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La inundación y las sospechas

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La leyenda bíblica dice que las aguas se abrieron para que cruzara Moisés y los judíos liberados, cerrándose luego para ahogar las tropas del faraón que los perseguían. La realidad histórica podría ser que el cruce de los israelitas se dio en la zona donde hoy está el Canal de Suez, posible de cruzar cuando con marea baja, pero cubierto por las aguas de la marea alta. Como fuere, lo que el Antiguo Testamento dice que ocurrió está entre las pruebas más remotas de que la inundación es un instrumento defensivo eficaz para detener a la fuerza más poderosa lanzada a la ofensiva, como le ocurrió a las legiones egipcias que perseguían a los israelitas del Éxodo.

El ejército español que envió Felipe II en el siglo XVI para someter a los Países Bajos, encontró inundaciones causadas por los rebeldes flamencos que respondían a Guillermo de Orange y, cien años más tarde, encontraron la misma dificultad para avanzar sobre Holanda los soldados franceses enviados por Luis XIV.

La misma estrategia se usó en la guerra entre la dinastía Ming y los manchúes en el siglo XVII, cuando se destruyeron embalses sobre el Wang He (río Amarillo) para cortar ofensivas. Repitió la estrategia Chian Kai Shek en 1938, para cercar al ejército nipón en el territorio que los japoneses llamaban Manchukúo.

Los bombardeos aliados destruyeron los diques de la Cuenca del Ruhr para inundar las acerías y las fábricas de armas pesadas que había en esa zona de Alemania y sostenían el poderío militar nazi.

Dos años antes, los soviéticos habían destruido el dique Istria para frenar el avance de la Wermacht sobre Moscú. La misma estrategia usó Stalin para empantanar a las fuerzas alemanas que avanzaban por Ucrania. Fue la primera gran inundación provocada con las aguas del Dniéper con fines militares.

En todos ejemplos señalados, podía deducirse fácilmente a quién perjudicaba la inundación causada, por lo tanto resultaba visible la autoría.

En el caso del embalse Kajovka, no es tan fácil establecer con certeza al responsable del derrumbe que provocó la inundación. En principio, no es posible descartar totalmente la hipótesis de responsabilidad ucraniana, por el hecho de que hay crímenes planteados para inducir a la convicción exactamente opuesta a la verdad del hecho.

Decir esto implica sostener que, a simple vista, la parte más perjudicada por lo ocurrido con el embalse Kajovka es Ucrania, por lo tanto, a quien más convenía la inundación es a Rusia.

El efecto inmediato de la destrucción del embalse sobre el río Dniéper es la obstrucción a la tan anunciada contraofensiva ucraniana. El extenso territorio que quedó bajo las aguas constituye el paso por el que se disponían a avanzar las fuerzas militares de Ucrania. Ese es el camino si lo que se busca es reconquistar Crimea desde la yugular que une la península con el resto del territorio controlado por los rusos, para alcanzar las costas del Mar de Azov y, desde allí, avanzar a la reconquista de Mariupol y tratar de incursionar en Luhansk.

La esperada gran contraofensiva podría comenzar en algún otro punto del mapa, pero inmediatamente se produciría el avance de Oeste a Este, porque sin ese avance hacia Crimea desde el sur del río Dniéper, no hay ofensiva a gran escala. La zona que inundó la destrucción de la represa de Kajovka es un paso obligado para una operación en gran escala. Es por eso que la consecuencia inmediata de lo ocurrido es el retraso de la contraofensiva ucraniana.

Otra razón para sospechar que Rusia produjo esta catástrofe, es que la represa estaba bajo su control. Y la primera explicación de Moscú no habló de un sabotaje ucraniano, sino de un derrumbe producido por el mal estado del dique.

Que haya sido un sabotaje ucraniano, mostraría vulnerabilidad en las defensas rusas. Pero no sería la primera vez. En octubre del 2022 los ucranianos destruyeron un tramo del puente sobre el estrecho de Kerch.

La diferencia es que el puente no está en el frente sino junto a la frontera con Rusia, donde las medidas de seguridad son más relajadas. Pero la represa de Kajovka está en la línea de contacto, por lo tanto cada centímetro se supone custodiado por el ejército ruso.

La otra razón que pone la sospecha del lado ruso, es que lo ocurrido golpea la producción energética de Ucrania, y eso es lo que Rusia lleva meses procurando a través de bombardeos a centrales eléctricas.

Las especulaciones continuarán, pero no había señal alguna de que Rusia preparase una nueva ofensiva hacia Odessa, a la que la inundación le habría cerrado el paso. Lo que estaba por comenzar era una contraofensiva ucraniana, que va a demorar por un muro de agua como el que Stalin levantó en 1941 contra las tropas alemanas que, a la altura de Zaporiyia, iban a cruzar el río Dniéper.

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