El Premio Nobel

RUBEN LOZA AGUERREBERE

El Premio Nobel es un reconocimiento que abre las puertas de la posteridad. También, encierra la silenciosa y triste historia de su creador, Alfred Nobel, quien acaso buscó acallar con tan fabuloso premio su mala conciencia por haber inventado la dinamita. Gracias a Alfred Nobel la dinamita pasó a ser el gran invento del mundo, convirtiéndolo en un hombre célebre y riquísimo.

Físicamente endeble, de carácter reservado e introvertido, Alfred Nobel se sintió siempre desgajado del mundo, aunque los que lo conocían lo admiraban y consideraban un ser casi místico. Al morir, legó su inmensa fortuna a la creación de un premio a otorgarse todos los años a las personas que más se destacaran en las áreas de la literatura, la paz, la medicina, la física y la química.

Con el paso de los años se ha ido modificando el sistema de concesión de los Premios Nobel, porque en la ciencia es hoy muy difícil distinguir a una personalidad anual destacada cuando por lo general se trata de proezas científicas realizadas por grupos de investigadores. El trabajo en solitario, el de marcada individualidad, se da casi exclusivamente en el mundo literario, razón por la que éste es el Nobel más popular.

La elección del ganador del Nobel de literatura está a cargo de los miembros de la Academia Sueca de Letras. Y se anuncia el segundo jueves de octubre. En su testamento, Alfred Nobel dejó escrito que debía ser otorgado al escritor que realizase "la obra más sobresaliente de una tendencia ideal". Esta definición ha despistado a todos los académicos, y ha sido interpretada de diversas formas. Por lo general se concede a carreras muy distinguidas, y, últimamente, a escritores reconocidos localmente, con la intención de que este premio les dé la resonancia internacional que merecen.

En las quinielas del Nobel literario de este año, que seguramente será anunciado el jueves venidero a las 11 horas de Estocolmo, aparecen como los candidatos con mayores posibilidades dos latinoamericanos: Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. También figuran, entre los candidatos más serios, el estadounidense Philip Roth, el francés Julien Gracq, el belga Hugo Claus y el escritor turco Orhan Pamuk.

Otros "nobelizables" son el holandés Cees Nooteboom, el poeta sueco Tomas Transtromer, el somalí Nuruddin Farah y el poeta sirio Adonis. Pero hay más aspirantes: el novelista nigeriano Ben Okri, la canadiense Margaret Atwood, Salman Rushdie, la neozelandesa Janet Frame y el indonesio Pramdedya Ananta Toer.

También se puede hacer una prestigiosa lista de los no premiados, incluyendo a Malraux, Graham Greene, Nabokov...

Quien esto escribe ha cono-cido y dialogado con tres ganadores del Nobel: con Nadine Gordimer, Octavio Paz y, en Milán, con el poeta italiano Eugenio Montale.

Los tres coincidieron en decir que no esperaban ser premiados cuando los sorprendió la noticia. Por otra parte, recuerdo que Mario Vargas Llosa me dijo, cierta vez, que sobre la elección de los Papas y de ganadores del Nobel, lo ignoraba todo.

Como decía Borges (frase que hará sonreír a mi amigo Gonzalo Aguirre), eterno candidato al Nobel sin haberlo obtenido jamás, "ya encontrarán a un escritor que nadie lee y lo premiarán".

El jueves lo sabremos. Me temo que, una vez más, el ganador no será ninguno de los aquí mencionados.

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