Dos grandes mujeres

Compartir esta noticia

No hay cielo que se recupere ni edén que se repita”, afirmaba Juana de Ibarbourou, por entonces una mujer en el umbral de la vejez que había dejado de ser la joven que escandalizaba a Caronte en su barca.

Hoy 8 de marzo, se cumple un nuevo aniversario de su nacimiento (1892-1979) y me pareció bueno recordarla en una jornada en la que a nivel mundial se celebra el Día Internacional de la Mujer.

Juana fue, además de una gran poeta, una mujer de avanzada que dio batalla en su tiempo para ganarse un lugar en un mundo hegemónicamente masculino. Fue partidaria del divorcio, del voto femenino y condenó la legalización del aborto cuando en la década de 1930 se reformó el Código Penal y se introdujeron cambios en la materia.

Siendo joven, se convirtió en mito y leyenda para los uruguayos; y en un referente de los escritores de habla hispana que no ocultaron su admiración por su talento y su belleza.

Desde Miguel de Unamuno a Federico García Lorca, la lista es interminable. No sucedió lo mismo con las poetas de su tiempo: la chilena Gabriela Mistral y la argentina Alfonsina Storni. Pese a que el imaginario colectivo muchas veces las ha unido en una tría- da, nunca hubo entre ellas una buena relación y mucho menos una sincera amistad.

Condenada por su gloria (así le llamaba a la fama), Juana se fue encerrando en su casa y como expresaba en una carta fechada en 1962, en respuesta a invitaciones que le habían cursado para presentar antologías de su obra en países como España e Israel, sostenía: “mi destino es y será ver el mundo a través de los vidrios de mi ventana”.

Hoy sabemos que Juana, lejos de tener una vida idílica y una familia modelo como durante décadas se la mostró, sufrió males tan actuales y vigentes como la adicción a las drogas, la violencia de género ejercida por su marido primero y su hijo después y atravesó penurias económicas.

También vivió amores prohibidos, algo inadmisible para una mujer de aquel tiempo y prestigio. Antes de convertirse en mármol o en bronce, Juana fue una mujer.

Dentro de una semana, el 14 de marzo, se cumplirá aniversario del nacimiento de otra gran mujer: China Zorrilla (1922-2014).

“Yo tengo un optimismo insensato”, solía decir China, la gran artista que dentro del Uruguay primero y en Argentina después, encarnó lo mejor de nuestra cultura. Una mujer entrañable que los argentinos comenzaron a amar ni bien desembarcó en Buenos Aires y que los uruguayos aquilataron en su verdadera dimensión, luego que volvió a actuar en los escenarios montevideanos con el retorno de la Democracia.

China, dedicó su vida al arte y a la filantropía. Y a defender no con discursos sino con su testimonio de vida los derechos de las mujeres y la convivencia respetuosa, armónica, entre hombres y mujeres. “Un elenco de teatro es como una orquesta, en la que cada instrumento tiene un tempo para entrar y para salir”, solía decir a la hora de dirigir una obra y agregaba: “por eso es tan importante cuidar y respetar al otro”.

China y Juana, Juana y China, dos grandes mujeres uruguayas que supieron ganarse un lugar en la sociedad y trascendieron fronteras. Vale la pena, recordar sus vidas y sus legados en este Día de la Mujer.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar