Augurando la victoria del Partido Nacional, en 2019, en Palmar, cientos de jóvenes le entregamos a Luis Lacalle Pou y a Beatriz Argimón una Agenda Joven: un pequeño documento de propuestas que era mucho más que lo que en letras contenía, era algo simbólico, un acto de compromiso para con nuestros pares.
Finalmente, la victoria llegó, y comenzamos el gobierno. Sí, en primera persona del plural, porque junto a compañeros (que hoy son mis amigos) fuimos designados al frente del Instituto Nacional de la Juventud (INJU).
Nos trazamos el objetivo de que ese organismo -creado en el gobierno de Lacalle Herrera, con gran impulso de su primer director Jorge Gandini- ocupara un rol clave en la agenda pública y de gobierno, sintonizando con las necesidades reales de adolescentes y jóvenes. Necesidades que pertenecen a una generación en un contexto histórico determinado, y que no son las mismas que las de generaciones anteriores, o futuras.
Ser joven es tener determinada edad, en un contexto y momento histórico. El contexto en el que nos tocó gobernar fue especial: luego de 15 años de una sola orientación de gobierno, en medio de una pandemia que condicionó nuestra situación económica y social. Muchas veces hemos escuchado al presidente hablar de la libertad en sus diversas dimensiones, y que el Estado debe “dar el piecito” para que los más vulnerables sean más libres. Este gobierno lo ha hecho.
Nuestro Ministerio de Desarrollo Social, apostó a más y mejores políticas sociales; desde INJU reformulamos intervenciones, creando el programa INJU Avanza -diseñado para generar procesos de autonomía a jóvenes en situación de vulnerabilidad- brindando más de 1370 pasantías de trabajo protegido a través del programa Accesos.
Promovimos la participación de jóvenes, y su incidencia en la política pública. Generamos el primer fondo de inversión en juventud para gobiernos departamentales y municipales; este fue el período de gobierno con más llamados de colonización a jóvenes; 76.000 jóvenes cuentan con la nueva Tarjeta Joven que lanzamos junto al Banco República; el Banco Central y la ANEP introdujeron la temática de la educación financiera a la currícula de la educación, y desde INJU lanzamos la plataforma PIN una línea de trabajo en este tema; entre otras acciones.
La educación hace más libres a las personas, porque la libertad más plena es la de pensamiento. Y a través de la educación, es como se amplía esa capacidad en los individuos. El país que nos tocó gobernar tenía una reforma educativa pendiente: tuvimos el coraje de hacerla. Gustará más o menos; yo reivindico que en estos años ha sido creciente la cantidad de jóvenes que culminan la secundaria. No es viable un país que no retenga a sus jóvenes en la educación primaria y media, e imponga un sinfín de barreras para el acceso a la educación superior.
Este gobierno avanzó para eliminar esas barreras. Desde INJU creamos el programa Ciudad Universitaria, una beca de alojamiento de alta calidad, en el edificio Jorge Larrañaga, con capacidad para 180 jóvenes del interior del país, que además, reciben un acompañamiento técnico a sus trayectorias educativas (es la primera vez que un gobierno nacional se encarga de este tema). Apoyamos el proceso de descentralización de la educación superior desarrollado por la Universidad junto a los gobiernos departamentales. Brindamos más becas, reuniéndolas en un portal único (Becas.uy), iniciando la construcción de un Sistema Nacional de Becas para la Enseñanza.
Otra de las reformas que todos entendían necesaria, pero que ningún gobierno se animaba a hacer, era la de la seguridad social. La hicimos, y los principales beneficiados somos los jóvenes.
Nos tocó gobernar en una pandemia, que afectó la salud mental de la población, en especial la juvenil. Y acertadamente este gobierno implementó un plan nacional de políticas en salud mental. Por primera vez se destinaron 20 millones de dólares a la salud mental. Desde INJU, a partir del 2022, implementamos el programa “Ni Silencio Ni Tabú”, una verdadera innovación en política pública: participaron 60.000 jóvenes; 1.400 talleres en todo el país; los primeros 6 centros de salud mental para adolescentes y jóvenes, que hace unos meses vienen funcionando, y ya alcanzaron a 3.183 jóvenes.
Deber cumplido: INJU se fortaleció, se posicionó en la vereda de los jóvenes, duplicó su presupuesto, cuenta con la residencia estudiantil más grande del país, 6 centros de salud mental, y un séptimo en obras cuya cinta deberá cortar el futuro gobierno. Cumplimos en un 100% aquella Agenda Joven que comprometimos.
Ahora, transición y el trabajo hasta el último día de gobierno. Luego de marzo, más trabajo y militancia. Quiero ser protagonista de una generación de blancos que cambie el surco y acostumbre a su partido a ganar.