Angela Merkel recuerda junto al pueblo alemán el día que el Este fue libre.
Con una emotiva puesta en escena en el estadio olímpico, el equipo de la capital alemana en la Bundesliga recordó los 30 años desde la caída del muro.
Aquella noche, llamó por teléfono a su madre, que vivía a 80 kilómetros al norte de Berlín. Acababa de oír que los alemanes del Este eran ahora libres de viajar.
El 9 de noviembre de 1989 el pueblo alemán derribó la estructura de dolor y muerte que comenzó a construirse el 13 de agosto de 1961.
Hace un tiempo, cuando oíamos hablar de colectivos pensábamos en los regalos de casamiento (o en la manía de los argentinos por hacerse los interesantes cambiándole el nombre a las cosas: ¡se dice ómnibus, qué también!)
Durante 28 años separó más que dos países. Fue símbolo de la Guerra Fría, frontera entre regímenes comunistas y democracias occidentales. Del 9 al 10 de noviembre de 1989 el “mundo real” tiró al “socialismo real”. A la caída del Muro le siguió la reunificación de Alemania y la disolución de la URSS.
Curioso fenómeno el Frente Amplio. Cruza de Hydra con camaleón y, últimamente, aspirante a Fénix (por aquello de: "el Fénix no baja").
La historia que se narra en escuelas, liceos y en la formación del sentido común ciudadano tiene cada vez más un profundo sesgo profrenteamplista. Hoy que es fecha patria, importa desenmascarar este cinismo.
Ayer se festejó el Día de la Libertad en conmemoración a la caída del muro de Berlín.
Para Beatrice Rangel, que me puso sobre la pista Tal vez fue una casualidad, pero coincidieron en el tiempo. En abril de 1990, durante el gobierno de George Bush (padre), pocos meses después del derribo del Muro de Berlín, cuando era evidente que la URSS y el comunismo se hundían, Washington comenzó a planear su próxima batalla en nombre de la seguridad nacional.