familias

La falta de comunicación efectiva entre los jóvenes y los adultos es un problema recurrente que puede afectar el desarrollo emocional y social de los primeros.
Las familias pobres quieren mudarse a barrios con mejores oportunidades, pero necesitan información, un empujón monetario y consejos personalizados
Esta generación de adultos ‘multitaskers’ es resultado de los cambios demográficos y sociales que acontecen en todo el mundo y que hacen que sea cada vez más frecuente que las familias se vean colapsadas
Roxana Panetta Salto
C.I. 1.240.392-5 Montevideo
OPINIÒN alejandro cid (*) El INEED dio a conocer días atrás su informe sobre el estado de la educación en Uruguay. Una de las metas para 2016-2020 era conseguir que 86% de los niños de 3 años de edad accedan a la educación preescolar. No se alcanzó la meta. Se estancó la cobertura en ese quinquenio. Terminamos con 72,5 % de los niños de 3 años en educación preescolar. Y cuanto más pobre la familia, menor cobertura. En los hogares más pobres, uno de cada tres niños de 3 años de edad no accede a educación preescolar. Justo los que más necesitan educación, menos educación preescolar tienen. Y enviar a los niños pobres al preescolar parece ser muy efectivo. Así lo sugiere una investigación que acaba de ser publicada en el journal científico American Economic Review. Allí, Martha J. Bailey, profesora de la Universidad de California, Los Ángeles, y otros colegas investigadores, estudian el efecto de largo plazo del programa Head Start que provee de preescolares públicos a los niños más pobres. Este programa nació en 1965 y se dirige a niños entre 3 y 5 años de edad.
TEMA DE ANÁLISIS Equipos consultores (*) Diversos indicadores adelantados sugieren que la actividad económica viene recuperándose en forma sostenida en los últimos meses. Se destaca el empuje derivado de la actividad agropecuaria y exportadora, sustentado por la mejora de precios y la recuperación de las economías que demandan estos productos. También son buenos los registros de actividad del sector industrial, que superan los pre-pandemia. Pero, además, la demanda interna que realizan las familias, que se traduce en consumo de bienes y servicios, también estaría recuperándose en forma atendible, a pesar de la debilidad que ha mostrado este componente de la demanda en el último año y medio. La actividad del sector comercio y servicios se recuperó levemente en el tercer trimestre, luego de más de dos años de caídas. En efecto, las ventas consolidadas del sector mostraron un aumento de 0,2% real interanual, según el relevamiento de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (gráfico 1). Se destacó, a diferencia de trimestres anteriores, el buen desempeño de los servicios que, en conjunto, crecieron 14% real interanual (en parte por la reducida base de comparación del año pasado). Sin embargo, ciertos rubros de bienes muestran cuatro o más trimestres con retrocesos reales de las ventas: fue el caso de “Supermercados”, “Electrodomésticos” y “Muebles y accesorios del hogar” (gráfico 2). En estos casos, parte de la explicación tiene que ver con la reversión (en este caso desinfle) en el consumo de estos bienes luego del boom observado a mediados de 2020, cuando operó el efecto ingreso y cambios de preferencias para que las familias priorizasen la demanda de no durables (alimentos, bebidas, productos de limpieza) y artículos para el hogar. En el caso de los no durables, además, estarían volviendo a incidir otros factores que quedaron disimulados durante la pandemia, como una mayor preferencia por efectivizar las compras de ese tipo de bienes en locales cercanos y de menor superficie.