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Bill Clinton

Hace ya algunos años, durante una velada en la casa del embajador de México, mantuve un diálogo con el escritor mexicano Carlos Fuentes en el cual me detalló una cena que compartió con el presidente Bill Clinton y los escritores Gabriel García Márquez y William Styron en la casa de este último, en Martha’s Vineyard. Hace ya algunos años, durante una velada en la casa del embajador de México, mantuve un diálogo con el escritor mexicano Carlos Fuentes en el cual me detalló una cena que compartió con el presidente Bill Clinton y los escritores Gabriel García Márquez y William Styron en la casa de este último, en Martha’s Vineyard. Fuentes contó que solo ellos cuatro estaban en la mesa y cuando García Márquez empezó a hablar de política -Clinton podía hacerlo en español- el presidente lo interrumpió en el acto y le dijo, muy amablemente, que de política él hablaba todos los días a toda hora y que esa noche le gustaría que hablasen de algo más interesante: de literatura. Quizá el pedido fue embellecido por Fuentes al evocarlo, pero la anécdota sirve para reflexionar sobre el vínculo que existe entre los libros y la clase política. Y no se trata solo de literatura y obras de ficción.

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