PABLO D. MESTRE
"Valió la pena. Vaya que sí..."
La frase, con un dejo de emoción y reconocimiento pertenece a Fernando de la Peña.
La dijo al repasar lo que han sido estas tres décadas en las cuales ha desarrollado la actividad en los negocios rurales.
Hace 30 años, estando en su establecimiento, cerca de "Don Aurelio", en Lavalleja, el entonces agricultor y criador de cerdos, recibe la visita de Romualdo Rodríguez quien le invita a trabajar en Negocios Rurales en la zona. De la Peña prometió responderle al otro día, pero ni bien se dio vuelta Romualdo le aseguró: "mañana te contesto, pero ya te digo que sí".
Era una cosa imposible de imaginar pues "lo que estaba haciendo no tenía nada que ver", recuerda hoy. Tras el sí compran el local "Don Aurelio" a la firma Mattos, Rivadavia y Boggini y el 20 de marzo del año 1981 hicieron la primera feria ganadera.
Una vez asumido el compromiso había que cambiar la imagen "de agricultor chanchero" a consignatario, lo que llevó su tiempo y trabajo.
En el año 1983 instala el escritorio en la ciudad de Minas. "En una casa de la familia Helguera donde estuvimos 28 años sin renovar el contrato, hasta que ahora con gran pena, nos mudamos", dijo de la Peña.
Es que, coincidiendo con el 30 aniversario, hoy será inaugurada la nueva casa del escritorio. "Seguí la iniciativa planteada por la gente joven y nos mudamos a una casa tan perfecta que está a 10 cuadras de la plaza principal de Minas y a su vez en el medio del campo. Una casa de puertas abiertas que se puede disfrutar mirando los novillos alimentarse".
DE CAMPO. En la familia de la Peña son 8 hermanos (4 varones y cuatro mujeres), que se criaron en campaña. "Fui a la escuela en campaña, con maestro particular porque no teníamos escuela cerca. En el año 1957 nos mudamos a Montevideo, ahí hice liceo, preparatorio, y empecé la Facultad de Agronomía. Pero no terminé y me fui a campaña. En el año 72 me casé, mi señora (Susana Valdez), tenía un buen empleo en Montevideo, pero dejó todo y se vino conmigo", afirmó.
Por eso toda la vida ha estado vinculado al campo. "Por supuesto que al campo lo hice mi pasión, pero no sé si nacía en otra familia arrancaba para ahí, creo que fui condicionado por donde nací".
flacas y gordas. Para llegar a este 2011, el escritorio Fernando de la Peña pasó por varios momentos. "En el año 80, aún en el gobierno militar, no permitían a los bancos y sus gerentes a ir a las ferias porque decían que eran factor inflacionario. Recién en el 81 levantaron esa medida y se permitió que pudieran volver a financiar los negocios rurales". Fue allí, más precisamente en marzo del 81 que empieza. "Arrancamos con el Banco Caja Obrera que reabría en Minas con Néstor Bonomi de gerente, tras un campañón que había realizado en la sucursal Batlle y Ordóñez. Lo que me ayudó no está escrito. Una persona con conocimiento brutal y unas ganas bárbaras que hacían que se comiera la cancha", reconoce.
Así fue pasando el tiempo. "En estos años atravesamos crisis, secas, rotura de la famosa tablita en 82, la seca del 89, el atraso cambiario en la década del 90, espantoso por más que los animales valían, la aftosa en momentos que me abrí solo, en el 2002 la crisis de los bancos y en el 2008/09 la seca más grande que me acuerde, nunca vi una cosa igual".
Pero atravesar todo eso, según de la Peña valió la pena. "Hoy tengo la suerte de contar con "dos tigres" a mi lado: mi hijo Fernando (Chino) y mi yerno Andrés (Labat) que me dan fuerza para seguir en esto. Si no fuera así sería imposible", reconoce francamente.
LA CLAVE. Más allá de eso, de la Peña considera que para mantenerse en Negocios Rurales "la base de todo es la palabra, el apretón de manos y la mirada a los ojos, eso fue así cuando empecé y seguirá siéndolo en el campo, donde se hacen negocios de mucho dinero nada más que con la palabra empeñada".
Por eso fue fundamental "la gente que me rodeó". En tal sentido tuvo reconocimientos a Romualdo Rodríguez, a Néstor Bonomi y también a una persona especial. "En el año 75 inicié una sociedad agropecuaria con don Juan Pablo Perdomo, hoy fallecido, pero sigo teniendo relación comercial con sus hijos".
El momento. Al analizar el presente, Fernando de la Peña dijo que "hoy es un momento de tanto auge que a uno lo pone cuidadoso de a dónde se puede llegar. Casi que la única dificultad es la carestía interna por un dólar barato, pero los precios son extraordinarios en todos los rubros de la agropecuaria, son momentos muy buenos. Ojalá que se prolongue en el tiempo".
Al respecto recordó una anécdota: "en el 2008 tuvimos valores sorprendentes en el sector cárnico, entonces hicimos un negocio que hasta encuadré la liquidación porque conseguí 1.000 dólares por novillo y pensando que nunca más se iba a dar. Hoy se supera ese valor como algo normal. Y eso que se atravesó la crisis mundial. Es fantástico cómo la carne se recuperó. Lo mismo la lana y ni que hablar de los granos".
Proyección. ¿Para adelante qué? Fernando de la Peña confía en la gente joven. "Esto es muy dinámico. ¿Quien iba a decir en el 80 que íbamos a estar rematando por pantalla? Los cambios van a seguir llegando y lo único que no cambia es la confianza. En la crisis del 2002 teníamos que seguir para adelante y parecía imposible hacer un remate sin bancos, hoy, si bien cumplen su función, se vio que no son indispensables. Y eso gracias a la palabra, a la credibilidad y la seriedad del mercado".
De aquel "bastante buen agricultor", a este empresario agropecuario mucho pasó.
"No sólo en lo empresarial. En cuanto a la familia también ha pasado mucho y bueno. Hoy me siento consolidado, con una familia bien formada, dos hijas y un hijo que nos dieron 10 nietos a mi señora y a mi", recuerda con emoción.
Por todo eso reconoce que "sin dudas valió la pena. Vaya que sí"...