Fanapel, controlante de Celulosa Argentina, dejó de ser una empresa de propiedad uruguaya ayer, cuando el Grupo Tapebicuá se quedó con el 54,961% de su paquete accionario comprado a la familia Calcagno, a un costo de U$S 45 millones.
El resto del paquete accionario está atomizado entre varios propietarios.
El Grupo Tapebicuá, financiado por capitales argentinos y estadounidenses, es un grupo foresto-industrial que tiene operaciones en Corrientes y Tierra del Fuego, emplea a más de mil trabajadores y factura unos U$S 37 millones. Con esta adquisición, la inversión del grupo en el sector, desde el año 2005 asciende a unos U$S 128 millones.
Fuentes cercanas a la operación dijeron a El País que el fondeo obtenido por el grupo es bastante superior a los U$S 45 millones destinados a la compra, por lo que no se descartan nuevas compras, e inversiones en la planta de Fanapel en Juan Lacaze.
En un comunicado difundido por los compradores, José Urtubey, Director de Asuntos Institucionales y Legales del Grupo, afirmó que "la compañía apuesta al país e invierte en Argentina, uno de los lugares más atractivos a nivel mundial, por la aptitud de sus suelos, por el cluster empresarial existente y por ser un polo productivo importante para desarrollar una industria de la madera sostenible, basada en prácticas medioambientales responsables y con un crecimiento renovable".
En el marco de la disputa por la planta de Botnia cabe destacar la peculiaridad de que una empresa basada en Argentina decida incursionar en el negocio de la celulosa en Uruguay. El negocio busca bajar los costos de operación y la integración vertical de la producción a partir de la madera.
El comunicado del grupo destaca que "está profundamente comprometido con el cuidado del medioambiente, siendo la primera empresa en la Argentina en obtener la certificación Forest Stewardship Council, que avala la sustentabilidad de los bosques, el uso racional y la protección del medioambiente".