EMPRESARIOS
Durante 2020 y 2021 se crearon 5.018 Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), la nueva figura societaria que se creó a partir de la ley de Promoción de Emprendimientos.
Durante 2020 y 2021 se crearon 5.018 Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), la nueva figura societaria que se creó a partir de la ley de Promoción de Emprendimientos, con el objetivo de simplificar y abaratar el proceso de constitución de una empresa.
Según los datos de la Dirección General Impositiva (DGI), proporcionados a El País por el abogado Pedro Bellocq, socio del estudio Scelza & Montano -quien además participó en la redacción de la ley-, en los dos primeros años de vigencia de las SAS, estas se consolidaron como el tipo societario preferido por los operadores.
Mientras que en 2020 se crearon 1.937 Sociedades Anónimas (SA) y 977 Sociedades de Responsabilidad Limitada (SRL), hubo 2.107 SAS nuevas. En tanto, en 2021 se constituyeron 1.190 SA, 593 SRL y 2.911 SAS. “Tradicionalmente, la SRL era el tipo societario más usado por los operadores, seguida por la SA, pero con la irrupción de la SAS, esta tendencia se revirtió y la nueva forma jurídica pasó a ocupar el primer lugar en la preferencia” de empresarios, indicó Bellocq.
Recientemente la DGI anunció que quedó habilitada la posibilidad de constituir una nueva SAS por medios digitales, hecho que, según Bellocq, llevará a que la preferencia por este tipo de empresas “aumente todavía más”, dado que implica una reducción en los costos.
Asimismo, según Bellocq, la posibilidad de constituir SAS por medios digitales, “puede servir como punta de lanza” para que se habilite esa opción en la creación de nuevas SA y SRL también.
En relación a las principales novedades de las SAS, Bellocq destacó que entre sus principales ventajas frente a otro tipo de figuras societarias está la “flexibilidad organizativa” que permite “adaptar la estructura orgánica de acuerdo a la etapa en que se encuentre el negocio”. Esto permite que la SAS pueda acompañar al emprendimiento en todas las etapas. Asimismo, se considera que ayuda a que quienes tienen empresas informales regularicen la situación.
“Pero el verdadero cambio de paradigma radica en permitirle a los propios emprendedores que hagan una sociedad a medida” en la que el empresario es el que “fija las reglas de juego”, concluyó Bellocq.