INN CONTENT PARA GARCÍA

Adentro las sillas estaban vacías, las luces apagadas y las puertas de las dos casas del restaurante García -una ubicada en Carrasco y otra en Punta Carretas- permanecían cerradas. En 53 años fue la primera vez que se tomó la decisión de suspender un servicio que se brindaba sin pausa durante los 365 días del año, una decisión motivada por la pandemia mundial de coronavirus. Sin embargo, ese tiempo sirvió para reconvertirse y adaptarse a una nueva forma de pensar la gastronomía y ahora las dos sedes del local gastronómico se encuentran abiertas desde el 28 de mayo.

"Marcó un antes y un después en toda la historia de la casa", cuenta Nicolás Caballero, encargado de la sede de Punta Carretas. Mientras habla junta sus manos como si sostuviera una pesada esfera, mantiene el gesto como una forma de explicar la importancia que tuvo tomar la decisión de cerrar y repite: "Fue muy difícil, algo muy fuerte".

Pero aunque las parrillas no estaban prendidas y el fuego se mantenía apagado, las reuniones, los contactos con expertos y el trabajo diario de mantenerse informados no cesó. Las consultas a técnicos prevencionistas, médicos, autoridades expertas e incluso el seguimiento de restaurantes a nivel internacional pasaron a ser parte del día a día con un marcado objetivo: volver a la actividad.

"Queríamos tomar la reapertura como algo importante pero seguro", explica Caballero y agrega que tras permanecer casi tres meses cerrados, finalmente el 28 de mayo se anunció el retorno.

La aparición del coronavirus en el mundo generó cambios en todos los sectores y las actividades, pero el encargado de la sede de Punta Carretas es enfático al afirmar que en el área gastronómica fueron muy marcados, porque modificó la forma de pensar el servicio y la atención.

"Nosotros hablamos de un cambio de paradigma en la gastronomía porque cambió totalmente. Capaz que en otros rubros de industria o de comercio se puede generar el mismo trabajo desde el teletrabajo, por ejemplo, pero la gastronomía es servicio: es el acercamiento con la gente, es el contacto, es el ambiente compartido, es ingerir alimentos", detalla Caballero.

Es por esto que el restaurante, conocido como "el clásico de clásicos", se puso en marcha para repensarse y ofrecer a sus clientes las garantías necesarias, pero manteniendo la tradición, la calidad en su atención y en sus comidas.

"Como algo positivo nos fuimos dando cuenta que había muchas cuestiones necesarias para dar seguridad, que nosotros ya estábamos accionando desde antes de la pandemia, así que lo teníamos incorporado en nuestra forma de trabajar", explica Caballero.

Para poder abrir fue necesario trabajar en un protocolo que tuviera las recomendaciones de todas las autoridades y los técnicos en asuntos de prevención. Durante meses se trabajó en equipo para idear la mejor manera de combinar la funcionalidad con la práctica, lo que permitiría dar garantías a los clientes y el personal, pero manteniendo las tradiciones de la casa.

El protocolo, explica Caballero, finalmente se realizó dividido en dos partes: la parte interna, que no se ve y la parte donde está el cliente que sí, "o sea de puertas para adentro y para afuera del salón", ejemplifica.

Clientes paso a paso:

Cuando las personas llegan a cualquiera de las dos sedes del restaurante encuentran una alfombra sanitaria para desinfectar el calzado. También podrán hacer uso del alcohol en gel o las toallas desinfectantes que están ubicadas en varios sectores del salón. El uso del tapabocas es obligatorio para circular hasta la mesa, tanto para los clientes como para el personal.

"Una cuestión dentro de los cambios en lo clásico es que las mesas están desvestidas (sin los platos y cubiertos puestos) porque antes de que el cliente llegue se higieniza toda. Además cuando el cliente se sienta, el mozo va a limpiar todo in situ: los utensilios, los platos, todo lo que va usar se higieniza en el momento, si bien en realidad ya está desinfectado", cuenta Caballero y agrega que también se desinfectarán frente al cliente las botellas que se lleven a la mesa.

Otro de los cambios implementados está en la carta. La clásica carta de papel ya no es la protagonista y en cambio se dio lugar a un moderno menú digital. Cada cliente podrá, con su celular, escanear un código QR que le permitirá acceder a las opciones de comida que ofrece el restaurante sin tener que mantener ningún tipo de contacto. De todas maneras, para los amantes de las tradiciones, la carta física también está disponible y, al igual que con el resto de los implementos, se entregará higienizada.

Personal y proveedores paso a paso: 

Cada funcionario que llega al local debe pasar por un control de temperatura, su uniforme debe estar limpio y ya no se permite que se dejen objetos personales en los lockers, debido a que cada noche se hace una desinfección total del lugar.

Además, la materia prima se desinfecta completamente con agua y jabón en el caso de los alimentos y con alcohol en el caso de los envasados. "El 100% de los productos que entran, que son muchos, se desinfectan antes de pasar una barrera adentro del local", cuenta el encargado de la sede de García. Los proveedores deben cumplir con las mismas normas que los funcionarios.

"Yo le digo al personal: esto tiene que ser como un quirófano. Tenemos una cocina muy linda y nueva, pero hacemos mucho hincapié en eso, tiene que estar igual de limpia que un quirófano", cuenta.

Caballero sabe que en las dos casas de García se está trabajando con esfuerzo y que se cumple con todo lo necesario para dar protección y mantener la calidad de la atención. "Yo invitaría a cualquiera que no esté seguro a venir en cualquier momento, estamos abiertos todo el día y les podemos hacer un recorrido por el local", dice y eleva la apuesta: "Seguro que si vienen a ver, después se quedan comiendo".