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Criptomonedas: el «nuevo oro» es un dado con múltiples caras

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De la «tokenización» de la vida al crecimiento de las finanzas descentralizadas alimentan el resurgimiento del bitcoin

En un episodio de The Big Bang Theory, la serie que cuenta las aventuras de un grupo de jóvenes físicos, Sheldon Cooper, el más brillante, decide que no puede ocupar espacio de su valioso cerebro con decisiones triviales. Su mente debe concentrarse 100% en los grandes problemas de la humanidad. Entonces, a efectos prácticos, comienza a llevar a todas partes dados de los que se utilizan en los juegos de rol (de entre cuatro y 20 caras) para tomar sus «pequeñas decisiones». En un restaurante, con sus amigos, terminará pidiendo una comida completamente ridícula (cuya numeración en el menú coincidió con el resultado de los dados), o postergando una ida al baño porque los dados le dijeron que no fuera.

La serie fue estrenada en 2007, unos meses antes del nacimiento de bitcoin, la moneda digital de código abierto, anónima y descentralizada, que no tiene reguladores ni bancos centrales por detrás. Trece años más tarde, con la moneda en su récord histórico (ya superó los US$ 40.000 por unidad), se produjo un hecho similar al de Sheldon Cooper, pero en versión cripto. Alex Masmej, un parisino de 23 años, decidió en mayo «tokenizar» su vida cotidiana. La criptomoneda $ALEX da por cada unidad un voto sobre decisiones de la vida de Masmej, a cambio de un 15% de participación en sus ganancias en los próximos tres años. Por ejemplo, el 17 de junio Masmej le pidió a su base de inversores que decidieran un nuevo hábito: correr cinco millas por día, despertar a las 6 de la mañana, dejar de comer carnes rojas o vivir solo con bitcoins. Ganó la opción del running.

«La ‘tokenización’ de la propia vida es un fenómeno creciente entre creadores de contenidos online: artistas, escritores, podcasters y emprendedores en general. Tiene la ventaja de que crea una audiencia muy alineada con tu éxito personal», dijo Masmej, que estimó el valor de su equity en unos US$ 150.000.

La historia de Masmej tuvo mucha repercusión en los últimos meses, pero la idea de bitcoinizar o tokenizar trayectorias personales no es, en rigor, nueva. La aplicación Human Ipo permite «invertir en personas en las que creés», entre ellos Mike Merrill, que en 2008 se dividió a sí mismo en 100.000 acciones y las ofreció en una IPO a US$ 1 cada una.

En el marco de la «economía de la pasión», las tecnologías descentralizadas y contratos inteligentes sirven para coordinar y alinear incentivos entre comunidades y creadores de contenidos. El proyecto «Basic Attention Token», por ejemplo, apela a blockchain, la tecnología detrás de bitcoin, para remunerar la publicidad digital de manera más eficiente.

Algunas iniciativas insólitas en torno al bitcoin consisten en calefaccionar casas en Islandia o Siberia con el calor emitido por el minado de la criptomoneda

Las «criptopersonas» son algunos de los eventos más resonantes del pasado año donde las tecnologías distribuidas produjeron todo tipo de novedades. Algunas más coloridas, como las ya mencionadas, o como los proyectos para calefaccionar casas en Islandia o en Siberia con el calor emitido por el minado de bitcoins.

Alex Masmej. El joven captó inversores que compraron tokens sobre su vida.|
Alex Masmej. El joven captó inversores que compraron tokens sobre su vida. (Foto: Alex Masmejean / Facebook)

Pero a la par de estos fuegos artificiales hubo avances que hablan de la madurez de estas inversiones, con la llegada de grandes jugadores que hasta hace poco eran renuentes a entrar en este territorio.

«La explosión del teletrabajo y la creación de fuertes comunidades online en la pandemia crearon un contexto ideal para acelerar las modalidades cripto», contó Manuel Beaudroit, al frente del proyecto Belo, una billetera digital.

Belo se inscribe dentro del campo de las «DeFi», finanzas descentralizadas, que para muchos analistas es «la» gran tendencia apalancada en blockchain en 2020. «La promesa inicial del bitcoin, de reemplazar el sistema financiero mundial, fue llevada a otro camino, el del reemplazo del oro, que ya de por sí no es poca cosa», explicó Beaudroit. Aunque más volátil que el oro, el bitcoin vino funcionando como activo de reserva de valor, «que tiene su escasez garantizada matemáticamente: no se puede minar un asteroide, como puede suceder con el oro», comparó.

El bitcoin se ha convertido en un activo de reserva, en lugar del oro

Comunidad del anillo

"No importa cuál sea tu ideología en este tema; 800.000 de nuestros compatriotas estadounidenses se hallan de repente sin recibir sus sueldos", indicó Schulman.
PayPal. La compañía de pagos ingresó en la compra y venta de criptoactivos.

«Hubo un crecimiento exponencial en este último año de nuevos usuarios, entrada de jugadores grandes, innovación y reducción de la emisión (el 11 de mayo se produjo el halving que se da cada cuatro años y medio, por el cual pasa a disponerse de la mitad de bitcoins para minado), lo que tiende a explicar la suba de precio de este tipo de activos», señaló Henry Straigman, inversor en blockchain y cripto.

Straigman coincide con Beaudroit en que el espacio de las finanzas descentralizadas fue la gran estrella de 2020: su valor aumentó 22 meses el año pasado. Se trata de un ecosistema de aplicaciones construidas sobre la base de contratos inteligentes, que permiten ofrecer servicios financieros entre pares. La combinación de estas piezas es lo que tiene potencial para desplazar al sistema bancario tradicional.

Entre los inversores institucionales que se sumaron en 2020 están Fidelity y DBS de Singapur. En octubre, PayPal, el gigante estadounidense que tiene 92 millones de usuarios, anunció un servicio de compra y venta de criptoactivos. Las CBDC (monedas digitales de bancos centrales) vienen más lento: Bahamas y Camboya lanzaron sus primeras versiones de prueba, pero aún no se animaron países grandes (se especula que el primero podría ser Australia).

Al contrario que otras tecnologías muy intensivas en capital, como la computación cuántica (cada ordenador cuesta decenas de millones de dólares) o la inteligencia artificial, en el caso de blockchain los avances dependen más de buenas ideas, regulaciones y capital humano.

«Un 25% de los programadores de Solidity, el lenguaje que se usa para hacer contratos inteligentes, están en Argentina», indicó Beaudroit. El país cuenta con más de medio millón de usuarios y leyendas globales en el criptomundo, como el inversor Wenceslao Casares o el programador Sergio Lerner, que saltó a la fama porque identificó los bitcoins originales de Satoshi Nakamoto.

Para Beaudroit, hay varios nombres locales destacados en lo que llama «la comunidad del anillo». Una referencia al mundo de Tolkien y a los juegos de rol, en los que se usan los dados de varias caras con los que Sheldon Cooper tomaba sus decisiones.

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