BOGOTÁ EL TIEMPO / GDA
El miércoles pasado, la Inteligencia de la Policía volvió a "escucharlo" en un teléfono satelital que había estado intervenido por meses, pero que se apagó en diciembre de un momento a otro. Sí, era la voz de Raúl Reyes, el "dos" de las FARC.
Esa señal fue determinante. Se unió a la valiosa información obtenida en otra operación, dos días antes, que terminó en la captura de "Martín Sombra", uno de los históricos miembros de la guerrilla colombiana; cayó en el departamento de Boyacá, al Norte de Colombia.
Además, esa misma semana se desbarató la red encargada de la seguridad de Reyes en la zona de frontera entre Colombia y Ecuador. En Piñuña Negro, jurisdicción de Puerto Leguízamo (Putumayo), fueron detenidas varias personas de su confianza. Entre ellas "Martha", hermana de Rubín Castañeda, el jefe del frente.
Ese era el grupo encargado de asegurar, con plata, la tranquilidad de los movimientos de Reyes en la región.
Las capturas fueron clave para verificar informes sobre la presencia del jefe guerrillero en varios campamentos que las FARC tienen distribuidos a cada lado de la frontera, y además lo obligaron a moverse, pues no recibió la plata que cada semana le enviaba el secretariado.
Según una alta fuente del Ministerio de Defensa de Colombia, el gobierno de Estados Unidos colaboró con información -identificación del teléfono satelital- para permitir su ubicación, informó ayer la AFP.
Con los datos obtenidos, la Inteligencia técnica que permitió rastrear las cada vez más esporádicas comunicaciones satelitales de Reyes y el poderío aéreo, decidieron la suerte del primer miembro del secretariado que muere en una acción militar del Estado colombiano.
Al decir de una fuente oficial, los datos sobre los movimientos de Reyes eran tan precisos que sólo estaban esperando a que "asomara la nariz" para dar inicio a la operación. Y eso ocurrió en la medianoche del viernes pasado.
Cuando el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, anunció al país que las tropas tenían los cuerpos de Reyes y de Julián Conrado (un mando medio muy importante en las FARC), confirmó una información que no ha dejado de producir roces con Quito: que hay campamentos subversivos en territorio ecuatoriano.
Según confirmó el propio ministro Santos, el gobierno se enteró de que Reyes llegaría a un campamento del frente 48 en el sitio Granada. Unos 25 minutos después de la medianoche, varios aviones "super tucanos" de la Fuerza Aérea salieron de bases ubicadas en el Sur del país con un objetivo claramente definido. La señal de un teléfono satelital que usaba el jefe guerrillero fue una de las guías del bombardeo.
Los aviones volaron por encima de los ocho kilómetros para evitar que los detectaran. Se usaron bombas tipo Cluster perfectamente enfiladas hacia los blancos definidos por la Inteligencia.
Al tiempo, varios batallones ingresaron al área en helicópteros, pero se encontraron con un fuego nutrido que venía desde el otro lado de la frontera, según las versiones de las autoridades colombianas.
Fue, al decir de una alta fuente, una "operación quirúrgica" en la que participaron todos los organismos de seguridad. Pero el soldado profesional Carlos Hernández León, que llevaba 14 de sus 34 años como militar, perdió la vida.
Ese campamento estaba 1.800 metros adentro del territorio ecuatoriano, en un sitio conocido como Santa Rosa. Hacia allí se dirigió el fuego de los aviones, que según dijo el ministro nunca cruzaron el río Putumayo. ¿El objetivo? "Poder responder el fuego y neutralizar al enemigo".
Un comando conjunto de la Policía y la Armada sí cruzaron la frontera y entraron al área. Parte de ellos se quedó para mantener el control del lugar hasta que llegaron representantes de las autoridades de Ecuador, que inmediatamente fueron informadas.
Lo que encontraron las tropas fue comunicado inmediatamente a Bogotá: los cuerpos de 17 guerrilleros, entre ellos dos de los más buscados: Luis Édgar Devia, el hombre que en el mundo de la guerrilla se conocía como "Raúl Reyes", y el de Guillermo Enrique Torres, el apodado "Julián Conrado" por las FARC.
Reyes, dijo una alta fuente que participó en la exitosa operación, tenía un reloj Rolex y el estado de su cuerpo permitió su identificación inmediata. Los 1.60 metros de estatura y las cicatrices en la frente y el índice izquierdo concuerdan.
También tenía un tatuaje y fuentes de Inteligencia aseguraron que en el campamento murió una joven guerrillera que se había convertido en su pareja en los últimos meses.
La muerte de Conrado también es muy simbólica. Había estado en los comités temáticos durante las negociaciones del Caguán y ahora era el ideólogo del frente 48.
Era el director de la Voz de la Resistencia, la red de emisoras clandestinas de las FARC, y el gobierno de Estados Unidos también había puesto precio sobre su cabeza: 2,5 millones de dólares.
Por Reyes se ofrecían 5 millones de dólares y ayer se evaluaba si ese dinero iba a ser entregado a las fuentes de la zona de frontera, que permitieron a las autoridades asestar el histórico golpe.
Los dos cuerpos fueron enviados el sábado a Bogotá, más precisamente al Instituto de Medicina Legal, la morgue.