AFP, Agencia EFE
El balance de la revuelta popular que hoy lunes cumple dos años, la cual buscó alzar vientos de cambio en Irán bajo el lema “Mujer, Vida, Libertad” es particularmente sombrío, aunque los activistas, encarcelados o en el exilio, se aferran a la esperanza de que no todo ha sido en vano.
Las ejecuciones en gran escala se multiplican, sus autores gozan de impunidad y los familiares de las víctimas son perseguidos por las fuerzas de seguridad de la República Islámica.
El movimiento se desencadenó por la muerte en detención el 16 de septiembre de 2022 de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años arrestada por presunto desacato del estricto código indumentario islámico.
Los manifestantes denunciaban el uso obligatorio por las mujeres del hiyab (que cubre la cabeza) y el conservadurismo religioso vigente desde la revolución islámica de 1979.
Las marchas, lideradas por mujeres, duraron meses, pese a una represión implacable que se saldó con 551 muertes y miles de detenciones, según organizaciones de defensa de los derechos humanos.
La intensidad de las protestas disminuyó, aunque el gobierno sigue castigando a quienes lo desafiaron. Diez hombres condenados a muerte por su implicación en el levantamiento fueron ejecutados; el último de ellos, Gholamreza Rasaei, de 34 años, fue ahorcado en agosto.
Las oenegés denuncian también el incremento de ejecuciones por todo tipo de infracciones y lo atribuyen a una voluntad de crear miedo para disuadir cualquier atisbo de descontento.
Según la organización Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega, al menos 402 personas fueron ejecutadas en los primeros ocho meses del año, un centenar de ellas en agosto. “Un número incalculable de personas sigue sufriendo en Irán las consecuencias de la brutal represión”, dijo Diana Eltahawy, de Amnistía Internacional (AI).
Prisioneras
Decenas de mujeres encarceladas en la prisión de Evin de Teherán se congregaron el sábado de noche con el grito de ‘mujer, vida, libertad’.
“Más de 25 prisioneras políticas de la prisión de Evin se han congregado en el patio del pabellón de mujeres y han colgado pancartas con consignas escritas sobre cartulinas y gritando lemas en los pasillos y en el patio”, informó la premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi, en su cuenta de Instagram.
Mohammadi, quien continúa su activismo feminista desde la prisión de Evin donde está encarcelada, dijo que los participantes en la protesta corearon la consigna de las revueltas de 2022 ‘mujer, vida, libertad’. Asimismo, indicó que en protesta por las políticas de la República Islámica de Irán “de reprimir a las mujeres por el hiyab obligatorio”, las prisioneras han quemado velos en el patio de la prisión.
Tras la muerte de Amini, muchas mujeres dejaron de usar el velo islámico como un gesto de desobediencia civil, pero desde abril pasado las autoridades lanzaron la campaña ‘Plan Luz’ para obligarlas a cubrirse el cabello, recurriendo a la incautación de vehículos o a la detención de mujeres por parte de la temida Policía de la moral.
La premio Nobel informó además que las manifestantes presas demandaron el fin de las ejecuciones en Irán.
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