BUENOS AIRES | AFP y ANSA
"Los cadáveres estaban desparramados en el suelo y había gente muriéndose", dijo a la prensa sollozando una mujer con un niño en brazos en los portones de la cárcel de Magdalena, 120 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, en la provincia del mismo nombre. En ese centro de reclusión fallecieron ayer 32 reclusos durante un motín, en la misma jornada que en ese país se celebraba el Día de la Madre.
El motín, que se inició en la madrugada y que recién logró ser controlado por la Policía sobre el mediodía, es el tercero en lo que va del año en Argentina y el de mayor saldo de víctimas en 2005 (ver nota aparte).
La madre de un joven presidiario —al que se rehusaba a identificar ante las cámaras de la televisión por temor a represalias—, fue una de las pocas que logró atravesar la entrada del penal durante la madrugada para alcanzar la zona amotinada de pabellones.
"A mi hijo no lo encontré entre los muertos, lo buscaba y lo buscaba entre los cuerpos pero no lo vi, no lo vi, señor, no sé nada de él, ¡por favor, hagan algo!", dijo a los periodistas apostados en la salida de la cárcel.
La mujer aseguró que la rebelión dentro de este penal de máxima seguridad se había iniciado cuando los internos demandaron autorizar dos horas más de visita para celebrar con sus madres.
MOTIVO DESCONOCIDO. La versión oficial no habla —es más, lo desmiente— de un motín iniciado debido a pedidos de los reclusos por demanda de más visitas por el Día de la Madre.
El ministro de Justicia de Buenos Aires, Eduardo Di Rocco, explicó que el motín se inició alrededor de la medianoche del sábado debido a una reyerta entre los 60 presos del Pabellón 16, donde estaban alojados los detenidos de mejor comportamiento, quienes gozaban de un régimen de "autodisciplina".
"Desconocemos exactamente cuál fue la causa que desató una situación que nada hacía prever, con tremendo brote de violencia y de autoagresión", señaló Di Rocco.
A la 1.30 de ayer, el motín se había extendido a todo el establecimiento cuando los presos tomaron el control del taller y la cocina en Magdalena, a los que prendieron fuego. Cuando llegaron los bomberos, también fueron agredidos.
La Policía de la provincia de Buenos Aires retomó el control del penal luego de varias horas y a medida que lo hacía quedaba al descubierto un espectáculo macabro con decenas de víctimas. Durante la requisa, los efectivos encontraron decenas de "cortes" (armas blancas artesanales) pero no armas de fuego.
Di Rocco precisó que los decesos se produjeron a causa de la inhalación de monóxido de carbono, producido por la quema de colchones, frazadas, ropa y otras instalaciones del penal.
A la vez, informó que cuatro personas sufrieron quemaduras de consideración y el jefe del penal se encuentra en estado crítico, ya que fue agredido con un objeto contundente en la cabeza, cuando intentaba mediar entre los reclusos.
El penal de Magdalena es uno de los más importantes del país y alojaba hasta ayer 1.037 detenidos.
DESESPERACION. Por el Día de la Madre, unos 500 familiares de los reclusos —en su mayoría mujeres— llegaron a las puertas del penal y allí se enteraron de la tragedia. Las escenas eran desgarradoras.
"¡Queremos saber quién está vivo y quién está muerto!", gritaba una mujer a los policías que con escudos impedían el ingreso a la cárcel y se defendían de las patadas de la mujeres, que reclamaban información.
Pasado el mediodía las autoridades comenzaron a autorizar el ingreso a la cárcel de los familiares, pero divididos en pequeños grupos y sin autorización para ingresar a los pabellones afectados.
Trágicos y frecuentes
Los motines en las cárceles argentinas han provocado 53 muertos desde febrero pasado. Ocho víctimas ese mes en Córdoba y trece en Santa Fe en abril precedieron la tragedia de ayer.
La mayor cantidad de muertos, 61, dentro de una cárcel argentina se remonta a 1978, durante un motín en la bonaerense Devoto. En Olmos y en 1990, durante un incendio de colchones fallecieron 33 personas.
El sitio web de Clarín recordaba ayer otro motín en Sierra Chica con ocho reclusos asesinados. Lo escabroso de este caso es que fueron otros presos los encargados de incinerarlos en el horno de panadería del penal. ANSA
Cromañón
Otra tragedia anterior reflotó estos días en Argentina. La Sala Acusadora de la Legislatura de Buenos Aires decidirá a mediados de noviembre si destituye al alcalde de la capital argentina, Aníbal Ibarra, por el incendio de la discoteca Cromañón en la que fallecieron 193 personas el 30 de diciembre de 2004. El anticipo fue formulado a la prensa por el legislador Milcíades Peña, uno de los impulsores del juicio político contra Ibarra y familiar de uno de los jóvenes fallecidos en el incendio. Peña anticipó que "entre el 8 y el 17 de noviembre se constituirá la Sala Acusadora de la Legislatura, pero no hay seguridades de que se consiga el número necesario para destituir a Ibarra". ANSA